VIII

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BRIAN

Estaba paseando alrededor antes de que mi nueva amiga alienígena me metiese de nuevo en aquella jaula apestosa.

Mientras caminábamos algo me llamó la atención o más bien un grito de dolor. 

- ¡Aghhh! - se escuchó un grito de dolor. 

- ¿Qué fue eso? - pregunté preocupado. 

- No importa... - dijo Ivux, pero salí corriendo hacia donde se escuchó el grito. - ¡Brian! - gritó ella tras mi.

Corrí y vi tras una puerta que abrí con una patada a una chica humana con traje de astronauta rodeada por dos alienígenas que la intentaban electrocutar.

- ¡Dejadla en paz! - se me iluminaron los ojos de ira y me teletransporte a ambos golpeándoles con puñetazos. 

Los alienígenas quedaron derrotados y me acerqué a aquella chica para asegurarme de que estaba bien.

- ¿Te hicieron daño? - dije mirando esos ojos grises preciosos.

- Estoy bien... - dijo ella confusa. - ¿Qué eres?

- ¿Yo? - sonreí en burla. - Tu superhéroe favorito. 

- No veo que seas Batman. - respondió ella y le miré un poco ofendido.

- Eh, soy mejor que ese cobarde. - me defendí y se abrieron las puertas y sonó la alarma de alerta de la nave. - Oh, mierda... - dije mirando a los alienígenas armados.

La chica me tomó de la mano para correr de ahí y por un momento el mundo dejo de existir, solo estábamos ella y yo... Una electricidad inexplicable vibraba en mi cuerpo y mi corazón latía con mucha fuerza. Me sentía en casa, hasta que un alienígena rompió todo el hilo electrocutándome con un arma. 

- La puta... - dije entre-dientes y le metí un codazo en toda la cara a ese alienígena. - Corre. - le ordené a la chica pelinegra y salí corriendo tras de ella formando círculos mágicos para defendernos de los ataques de aquellos marcianos. 

Llegamos a la sala donde habían trajes de astronautas, intentamos vestirnos lo más rápido posible, pero en eso llegó la reina. 

- ¿A dónde creéis que vais? - dijo seria y enfadada.

- Disculpe majestad... - intenté intervenir, pero la pelinegra me metió una patada por detrás de la rodilla y protesté gruñendo. 

- Nos cansamos de servirle a usted así que regresamos a nuestro mundo y... - dijo interrumpida porque la reina la levantó al aire con sus poderes y la estaba ahogando. 

- Por favor no le haga eso... - dije interviniendo. - No le haga daño. - dije.

Puedes atacarla.

Créeme, eso no es lo que más nos conviene ahora.

¿Tienes un plan para huir?

No.

Pues atácala. 

No es el momento. 

Ugh.

La reina la suelta y ella cae al suelo intentando recuperar el aire. Me acerqué a ella para asegurarme de que estaba bien.

- Encerradlos. - ordenó la reina y allí nos llevaron de nuevo a esa jaula diminuta.

¿Lo bueno? Es que ahora tengo compañía. 

Vaya compañía...

- ¡Joder! - gritó la pelinegra golpeando la jaula. - Si no hubieses intervenido nada de esto habría pasado. - dijo molesta.

INHUMANOS: Apocalipsis zombiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora