El niño nace con la semilla de Dios, es la semilla del amor, ningún niño rechaza el amor porque viene buscando amor, al ir creciendo, esa imagen que traía del amor, se va rompiendo.
¿Por qué?
Por las imágenes que ve en torno a él, y es a través de esas imágenes que el niño ve, cuando el enemigo aprovecha para sembrar en el la semilla del mal, y claro cuando la semilla del mal se ve crecer en el niño ¿qué se hace?, se le castiga, la imagen del amor ya está rota, porque el amor no castiga, la prueba de ello es que por mucho que castiguen a un niño, será sometido a la fuerza, pero interiormente no cambiará, seguirá siendo lo mismo, lo mismo no, si va cuidando esa mala semilla que seguirá viendo en su vida, será cada vez peor.
Esa semilla irá creciendo en él, la prueba es, que si observamos a un niño, vemos cual es esa mala semilla que va despuntando en él, y esa semilla la ha podido ver de alguna imagen rota del amor que había junto a él, que cuando era niño y estaba dormido, también le pasó lo mismo.
La semilla del mal no la vence el castigo, la semilla del mal solo la vence el amor, los castigos lo que hacen es romper la imagen del amor, alejar a un niño de Dios, cuando un niño es castigado sin saber lo que hace, el castigo no lo trasforma, lo que lo trasforma en ese momento de recibir el castigo que no lo trasforma, es buscar el amor, el amor verdadero, corrientemente es el de la madre, y ese amor de la madre es el único que lo apacigua, hace en él lo que no ha hecho el castigo.
Pero los hombres, al tener la imagen de Dios rota por el mal que un día como en el niño fue plantada en él, solo sabe hacer lo que hace el mal, castigar, y eso va rompiendo cada vez más la imagen de Dios con que un día nacimos, y nos va alejando de Dios.
¿Cómo acercas un niño a Dios hablándole de amor si no lo ve a su alrededor?
¿Cómo lo puede creer?
El mal, valiéndose de otra imagen rota que el niño vio, sembró en él la cizaña.
El egoísmo es la raíz de la mala semilla, como el amor es la raíz de la buena semilla.
De la raíz del mal en cada uno, saldrá la rama que le haya mostrado el mal para sembrar en él la semilla, en unos será la soberbia, el dominio, la ira, el poder, el querer hacer su voluntad, el hablar mal, los malos humores, los malos tratos, las malas palabras, la mentira....
Son muchas las ramas que tiene el mal, y en cada uno ha nacido una, y en algunos han nacido varias al mismo tiempo, según las haya visto, las haya cuidado y las haya regado, y el que diga que no tiene ninguna se engaña así mismo sin querer verla.
Casi siempre, por no decir siempre, somos los padres con nuestra imagen rota de Dios, y la semilla del mal viviendo en nosotros, la que ven nuestros hijos cuando están dormidos, inconcientes a merced de lo que ven, y nosotros creemos que no nos ven, y de lo que ven en nosotros sin saberlo, ha nacido en ellos la mala semilla que han visto, aprovechando el demonio su momento para hacerlo.
El amor también tiene muchas ramas, y hay quien ha visto las ramas del amor, y esas ramas que ha visto del amor, lo hacen vencer, luchar contra la semilla del mal que ha nacido en él y no le gusta, la rechaza por hacerle daño, y riega y cuida mejor la semilla del bien que la del mal, según la influencia que vea delante de él en la vida.
Dice el Señor que es muy importante descubrir cuando fue sembrada en nosotros esa imagen del mal, es una manera de no dejarse llevar por algo malo en nosotros que nos hace desgraciados, hay que ponerle freno, ya que nos ha hecho equivocarnos a nosotros y poder equivocar a los demás, rompiendo su imagen, ya que por ello somos castigados.
¿Por Dios?
No, por el mal.
¿Por qué hemos sido castigados?
¿Quién nos ha castigado?
¿De pequeños por qué nos castigaban?
¿Y de mayores quien nos castiga?
¿No nos castiga la mala semilla que no hemos sabido descubrir ni controlar?
¿Quién ha visto en nosotros esa imagen del mal que nos la querían quitar castigándonos?
¿No hacemos nosotros lo mismo con los niños?
¿No vemos nosotros esa imagen del mal en alguien que vive a nuestro lado?
¿Se la podemos quitar castigándolo?
¿Qué hace en nosotros y en los demás esa semilla del mal que vemos?
Nos causa dolor, desconfianza, división, incomprensión, rencor, odio, o tal vez envidia. Porque quisiéramos hacer lo mismo que hacen ellos y no podemos
¿Y ¿que les causa a los demás la semilla del mal que pueden ver en nosotros?
Porque nosotros también tenemos la semilla del mal, quizás si hemos conocido el amor, podamos ir venciéndola con él, pero debajo de él, si nos descuidamos, siempre quiere levantar la voz, y cuando la levanta ¿que pasa?, ¿no se arma la guerra, la desconfianza, el dolor o la incomprensión?
Mientras que el amor no castiga, corrige con amor, aconseja con amor, el amor nace abierto, sus ramas tienden al cielo, da paz y alegría, compasión misericordia, bondad perdón, buen humor, educación.
Mientras que el mal, trae llanto, castigo y sus ramas miran al suelo, a la tierra de donde el hombre fue formado, el mal tiende hacia esa tierra con la que está hecho su cuerpo, solo para darle satisfacción a sus deseos.
Y el niño ha aprendido de una imagen rota, la había roto la mala semilla, sin que él se diera cuenta que no daba la imagen de Dios, y esa es la mala semilla que lo aleja del amor, rompiendo también en él, la imagen que tiene de Dios.
Por eso el Señor nos dice; "dejad que los niños se acerquen a mí, no se lo impidáis, porque de los que son como niños es el reino de los cielos."
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DEJAD QUE LOS NIÑOS SE HARQUEN A MI
Spiritual¿Por qué desde niños nos alejamos de Dios? Es algo incomprensible, pero es así, porque el niño nace lleno de amor, lleno de inocencia, somos los hombres los que alejamos a los niños de Dios. Me he podido dar cuenta a través de una experiencia en un...