P. 8. CRISTO TE NECESITA

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Como siempre que me pongo ante el Señor, no se lo que me va a decir, yo soy como un papel en blanco donde él pueda escribir, y hoy, comenzó así:

¿Recuerdas campanilla cuando te dije que te necesitaba?

¿Recuerdas tú extrañeza?, ¿tú sorpresa?

¿Por qué fue?

Según tú no servías para nada no sabias nada, y menos para que tú Dios te necesitara.

¿Por qué te sentías así?

En primer lugar, te conocías y te sabias pecadora, y eso para ti te quitaba el valor ante Dios, pero también los que te querían enseñar anulando tu voluntad para que hicieras la suya, te hacían ver el poco valor que tenias, ya que te decían que no tenias personalidad, ni criterios ni gusto para nada, y eso te lo fuiste creyendo hasta sentirte anulada, que era lo que los demás querían de ti, anularte, eso te dolía, porque tenias que renunciar a la fuerza no por gusto, y otras veces por amor a lo que tú eras, a lo que tú valías, a lo que tú sentías.

En cierta medida anulaban tú voluntad para poder hacer la suya. Y eso te valió para que yo me fijara en tu nada, sin saberlo, te hacían un gran favor, porque te conducían a mí, ellos no lo hacían por eso, y para los que aman a Dios todo les vale para bien, aun el dolor y la renuncia a lo que son.

Nada valías y ya tenías siete hijos creados por el amor de Dios con tú plena voluntad, sin que te la pudieran anular para el amor. Me buscabas, ya te atraía mi amor, pero todavía no me conocías.

Es cierto que me conocías de oídas, sabias algo sobre mi vida, y es cierto que sin conocerme me amabas.

Todo ese trabajo que habías hecho en la vida, según tú no te habia servido para nada, ya que ni tú misma te valorabas, y si tú no te valorabas, era porque otros te habian quitado tú valor, no te sentías con valor, ni lo que habías vivido te servia para nada, puesto que no le dabas valor ni los demás te lo daban, si hubieran visto valor en ti te lo hubieran demostrado y no era así, veían el valor en otras personas y en ti no veían nada, solamente te ignoraban.

Le dabas valor a los frutos de tú amor, pero como en ti todo era natural, tambien el fruto lo considerabas natural.

Estabas acostumbrada a que todo lo que te pasaba bueno o malo alegre o triste fuera natural, en tan poco te tenias que todo lo aceptabas como natural, ya que tu nada te merecías.

¿Qué pasó cuando escuchaste mi voz?

Era tal tú asombro que me dijiste lo que sentías, como te sentías, te sentías nada, y menos todavía para ayudar a tú Dios que te necesitaba para que me dejaras crecer en ti.

Eso te marcó, el sentir mi voz marcó tú vida aunque no podías comprenderlo.

Porque Dios está en los hombres, aun en los que dicen conocerlo solo de oídas o de estudiar mi palabra, y eso también es un conocimiento de oídas, pero no es conocerme.

¿Sabes mi querida campanilla lo que es conocerme y lo que es conocerme de oídas?

¿Distingues la diferencia?

El que me conoce de oídas, escucha mi palabra, me ama sin conocerme, pero me ama a su manera, no a la mía.

Es como cuando alguien quiere convencerte de su verdad, que no es la tuya, ya que los demás no la pueden conocer, y a pesar de ello, creen o quieren hacerte creer que tú verdad es la que los demás te dicen, ya que dicen conocerte mejor que tú misma.

DEJAD QUE LOS NIÑOS SE HARQUEN A MIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora