Capitolo 22

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En unas horas la selección se iría a Qatar, el mundial ya está entre nosotros. Y lo único que puedo decir es suerte. Porque lo que pase o no pase en el campo depende también de eso. Les dije que tenían que tener la mente puesta en el balón, que todas las horas que les ponen en el entrenamiento valdrá la pena. Y si pasa lo peor, no encerrase en ellos mismos. Solo pensar en que lo has intentado y te has esforzado, y que deben de estar orgullosos de estar allí, en el mundial 2022, compitiendo  por su equipo y que ellos han sido los elegidos.

- Gracias, Bianchi.- me dijo Gavi en un fuerte abrazo.

Seguidamente los demás también me agradecieron con una dulce y nerviosa sonrisa. Excepto Pedri, estaba al lado mía. Frente al avión.

Fui a acompañarlos para despedirme. Gavi intentó que aceptara la invitación de los chicos a ir a Qatar, pero rechacé por mi madre.

Todos entraron en el enorme avión privado, menos Pedri. Nos quedamos en  silencio mirando al frente. Lo notaba nervioso, mucho de echo.

Durante los tres días que nos quedaban estuvimos casi todo el tiempo juntos. Pedri sabía que yo quería ir despacio. Por lo que al día siguiente del beso me envió un ramo de flores con una notita.

" Si puedo escribir lo que más deseo ahora mismo, con tres letras quedará claro: Gia.
Deseo besarte hasta el infinito y más allá"

Esa noche me vino a visitar sin previo aviso, diciéndome que me vista lo más cómoda. Que tendría la mejor cita de toda mi vida, y fue así.

Me llevó a una calita, a una muy lejana. Dónde no había absolutamente nadie. Casi al borde de la orilla, una mesita nos esperaba con un mantel blanco, dos copas de vino y dos platos de pescado. Dos camareros nos esperaban vestidos con uniforme, nos traían la comida y todo lo que deseábamos desde un camión. Como bañadores, flotadores, pelotas de plástico.

Cenamos juntos en mitad del atardecer, hablando y riéndonos. Diciéndonos piropos, rozando nuestras rodillas por la cercanía, sintiendo la electricidad del momento.

Cuándo terminamos nos pusimos los bañadores, un conjunto blanco. Los dos íbamos de blanco. El bikini que llevaba al final del día me dijo que era mío, que quería verme todos los días con ese bikini puesto bajo los colores anaranjados del cielo. Casi me desmayo en ese instante.

Nos bañamos juntos, - congelándonos por la temperatura, pero nos dio igual,- estuvimos flotando en el agua en un flotador de forma de corazón rojo. Hasta jugamos a la pelota dentro y fuera del agua, como unos niños pequeños. Fue perfecto.

Y más cuando al final del día me dio ese beso que él tanto deseaba. Bajo las únicas lucecitas, en forma de estrellitas, que nos rodeaban y nos iluminaban.

- Bueno...- empezó diciendo Pedri. Dejando atrás mis pensamientos. Que me envolvieron en una dulce sonrisa.

Me giré hacía el sonriendo de oreja a oreja.

- ... veo que estás deseando que me vaya. Con esa sonrisilla da al parecer que sí.- dijo bromeando, acariciando mi mejilla con suavidad.

Me reí suavemente.

- Estoy contenta porqué estas tú aquí, conmigo, en este preciso momento.

Él me sujetó la cara con sus dos manos, me miró por unos segundos a los ojos con su sonrisa mas dulce y sincera, y me besó. Un beso que transmitía lo tanto que me echará de menos. Era el beso de despedida, la última vez que podrá probar mis labios hasta que acabe todo. O eso creía él.

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⏰ Última actualización: Aug 24, 2023 ⏰

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𝑨𝑵𝑪𝑯𝑶𝑹 - 𝗽𝗲𝗱𝗿𝗶 𝗴𝗼𝗻𝘇𝗮𝗹𝗲𝘇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora