Capítulo 4. No tienes nada que perder

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CAPÍTULO 4

No tienes nada que perder.

   "Solo cuando perdemos todo, comprendemos cuál era su valor; por un tiempo nos duele, hasta que deja de hacerlo y nos hace libres, nos conduce a un viaje sin ataduras".

   La lluvia no permite ver las estrellas, pero eso no quiere decir que ya no existan, las estrellas siguen allá recordándonos que hay más de lo que conocemos encima de nuestras cabezas.

   Ya se fue la tormenta, ellos pueden verme como tú puedes hacerlo, sin embargo, he aprendido a esconderme como lo han hecho ellos ante nuestros ojos. Ellos han utilizado la ilusión para desviar nuestra atención, eso mismo hago, utilizo tu atención para desviarlos a ellos y mantenerlos en la ilusión que nos crearon. Créeme no es tan fácil, esto requiere de mucha concentración, como ya te dije estar consciente en varias dimensiones es una tarea dura, ocultarme es agotador, crearles espejismos a los expertos en ilusión es tremendo. Gracias por formar parte de esto, y con tu atención evitar que me sientan. 

   Debo decirte que mientras más emocional me muestre más rápido pueden detectar mi fluctuación, estoy consciente de ello, por eso trato de comunicarme contigo bajo una narrativa atemporal, no puedo hacerlo en tiempo real, no debo, lo que me está pasando en este momento te lo contaré cuando ya haya pasado, no ahora; en este momento los estoy evadiendo para poder llegar a ti, por ahora solo debo contarte lo que ya pasó.

   Te confieso que mantenerme emocionalmente equilibrada mientras te cuento mi verdad se me hace complicado, sin embargo, estoy aprendiendo; Lo malo es que ellos también.

   Disculpa si tal vez mis emociones te contagian, tu reacción ante lo que te diga puede hacer que ellos logran encontrarme, no es tu culpa, entiéndelo, yo asumo ese riesgo, es mi decisión. Una vez más gracias por estar acompañándome de manera silente, me reconforta.

   Soy una prófuga desde el día del avistamiento. La nave con forma de mantarraya disparó contra el edificio, justamente al apartamento en donde vivía con mi madre y hermano; no puede entrar, no pude ver a mi familia, me quedé sola. Vi a mis vecinos caer al precipicio mientras corría para salvar mi vida ¿Qué hicimos? ¿Por qué nos agreden?

   Muchos murieron con el pensamiento de los extraterrestres atacándonos.

   A pesar del miedo y de la adrenalina, mis sentidos estaban agudos, pero más mi intuición, sabía que dentro de un apartamento había un lugar seguro, corrí con el dolor de lo que estaba dejando, en ese momento escuché helicópteros, esa nave extraña de color plomo hizo un ruido ensordecedor y la burbuja flotante comenzó a vibrar, yo estaba atónita y aturdida, tropecé con unos escombros y casi caigo al vacío, por fortuna me sostuvo una cabilla doblada que se atoró en mi suéter, como pude me incorporé, levanté mi cuerpo que pesaba el doble, y con las fuerzas del que quiere vivir, me salvé, me recosté en el suelo en una nube de polvo y vi al cielo, la burbuja de mercurio desapareció ante mis ojos llorosos, luego la nave de color plomo se elevó de golpe hacia el cielo y también desapareció. No podía creer lo que estaba pasando, personas heridas y otras muertas, no salía de mi asombro hasta que escuché a una señora gritando:

- ¡Nos invaden los extraterrestres! - 

   La señora estaba herida y corría desesperada con una mirada de terror, sin dudarlo se lanzó al vacío. Murió a causa de ellos. Me levanté y escondí entre los restos de un apartamento cuando vi que desde la azotea bajaban seres que vestían de negro, eran bípedos con cascos extraños, sin algo que mostrara sus rostros, caminaban como humanos y disparaban con armas que jamás había visto, lo que más llamó mi atención fue el símbolo del águila americana bordado en uno de sus brazos. Las personas huían de ellos gritando:

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