Capítulo 2 (Jane)

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Hoy me he despertado increíblemente temprano.
Estoy ansiosa porque llegue la hora, la hora de la fiesta de cumpleaños de Lynn y la hora en la que seré libre de los lazos que me unen a mi casa, a Chicago.
De un minuto a otro, todos tendremos dieciocho años.
Voy al baño corriendo para prepararme, cojo el vestido y la maleta y me marcho a casa de Lynn.
Cuando llego solo queda Bethany por venir.
Grace y Lynn están preparando las últimas cosas en su maleta y los chicos han ido a llenar el depósito de gasolina de la caravana.
Nos pasamos un rato preparando las maletas y organizando el presupuesto, aunque claro,hasta que no llega Bethany no podemos hacer bien los cálculos.
Por fin llegan los chicos y nos libran de esas tareas tan aburridas.

-¿Todavía no estais vestidas?- pregunta James.

-Venga que ya son las once y con lo que las chicas tardais en prepararos...- dice Peter y Grace le lanza una mirada asesina.

-Venga cambiaos ya- nos regaña Joel.

-¿Si no?¿Contigo delante?- digo.

-Venga, ¿por qué no? Si vosotras me habéis visto sin camiseta yo también tengo el derecho a veros a vosotras- protesta.

-Claro, ahora mismo.Espérate que me lo monto contigo.- le digo irónicamente mientras lo empujo al pasillo, lo echo de la habitación y cierro la puerta.

Nos cambiamos y vamos a la fiesta de cumpleaños de Lynn.
Cuando terminemos de comer saldremos con la caravana hacia Dakota del Sur. Es increíble.
La fiesta es en el jardín de Lynn. Allí están todas nuestras familias y amigos para despedirse de nosotros.
Todos dicen lo mismo:

-¡Vaya, estáis todos guapísimos!

Y nosotros siempre respondemos esto:

-Gracias, tú también estás increíble.

Es tan típico y aburrido.

Llegan las dos y es la hora de comer. Hay mucha variedad de comida, aunque yo no estoy pensando precisamente en eso, y creo que los demás tampoco.
Cada minuto se me pasa más lento; cada segundo, estoy más nerviosa, me tiemblan las piernas y no sé que hacer con las manos.
La verdad, nunca me había sentido así, soy una persona muy segura de mí misma y no dudo en hacer algo cuando lo pienso.
Bueno, Bethany dice que no tengo muchos registros, que digo la primera cosa que se me viene a la mente; aunque Lynn dice lo contrario, dice que soy valiente que ella quisiera ser así.
Yo no culpo a ninguna, yo también he pensado en las dos cosas.

Después de un rato pensando me vuelven los nervios, me siento muy rara, me siento... me siento como Beatrice cuando tiene que elegir la facción en la que pasará el resto de sus días, de Divergente.
Todos dicen que siempre estoy citando libros o películas, pero soy así, me gusta leer y escribir, me gusta la literatura y las películas antiguas, a excepción, claro, de Divergente.

«¿Qué estás haciendo» pienso. Estoy hablando sola, haciendo gestos como si estuviera hablando con alguien.
En definitiva, los nervios me están llevando a la locura.
Alguien llega y me interrumpe, menos mal.

-¡Wow! Que guapa estás- me dice Joel sonriendo.

No le doy mucha importancia a lo que me dice, en fin, siempre tontea con todas y conmigo, y supongo que yo con él.

-Gracias, tú también. Te sienta bien el traje, pareces más maduro e intelectual.

-¿Me estás llamando imbécil, Jane?

-Solo un poco.

Los dos nos reímos y se me queda un rato mirando el vestido, espero que me esté mirando el vestido y no otra cosa.

-Oye, ¿no has pensado alguna vez en vestir más colorida? Quiero decir, no es que estés fea con negro pero... no sé, resaltaría tu mirada.

-Bueno, ya sabes, dicen que el negro adelgaza.

-Ni que a ti te hiciera falta.

Nos quedamos un rato así, mirándonos. Es un poco incómodo, pero no me molesta del todo.
De repente, veo que Grace se acerca corriendo.
«Se va a caer, se va a caer, se va a caer», pienso.
Lleva unos tacones de más de diez centímetros y no creo que pueda aguantar mucho más sobre esa punta tan fina.
Pero llega hasta nosotros ilesa, ni un pequeño traspiés.
Tengo que retirar lo que he pensado, aunque también sería raro que Grace no supiera manejar unos tacones.

-Vamos, venga. Hay que despedirse que tenemos que irnos.- dice.

¡Nos vamos! ¡Sííí! Ya no estoy nerviosa sino eufórica.
Dakota del Sur, allá vamos.

7 amigos y un volanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora