Capítulo 4

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—Hermano, que sorpresa que nos visites y mucho más, siendo tan temprano.

—Sí, pues hace tiempo no veníamos y creímos que era tiempo de fortalecer los lazos, ya que seremos parte de la familia, si Fabiola se casa con Víctor. —La sonrisa calculadora de Simón se hizo evidente.

—Hasta donde sé, Víctor no ha aceptado tener una relación con ella.

—¡No seas iluso, hermano, ¿quieres que tus nietos crezcan como bastardos?! —gritó alterado Simón.

Los niños en ese momento bajaban y escuchaban las palabras duras del hombre que siempre los trataba mal.

—¡Niños! —chilla Fabiola aparentemente emocionada.

—Lamento no poder quedarnos a acompañarlos como visita, pero como ven, vamos de salida.

—Los mocosos, digo los niños, ¿no irán a la escuela? —habló nerviosa Fabiola.

—Tenemos otros planes con ellos, si nos disculpan —se excusó Andrew.

Las tres personas indeseables se retiraron de la casa y se quedaron agazapados esperando que salieran para seguirlos, no percatandose que ya habían sido vistos.

—Antes iremos a dar unas vueltas al acuario antes de ir al hospital —comunicó Bástian a su padre y los niños estaban felices aunque preocupados.

—¿No iremos al hospital? —preguntó Nathan; el segundo de los gemelos.

—Claro que iremos, pero antes aprovecharemos el tiempo que tenemos con ustedes, no siempre se pueden escapar de la escuela, ¿cierto? 

La voz emocionada del abuelo les tranquilizó y emocionó por partes iguales, se acomodaron en el auto y se dispusieron a disfrutar del día de diversión.

Bástian le mostró a su padre el mensaje en su teléfono —mientras empezaba a conducir Bástian— su padre lee el texto y asintió.

—Debo hablar con mi amigo, ahora más que nunca aprovecharé la ayuda que me ofreció hace seis años.

En el año en el que perdieron a Elaine, toda su vida se detuvo. Andrew y Emma, se alejaron de todos, incluso de sus pobres nietos, los únicos que se mantenían de pie eran Bástian y Víctor —al que amaban tanto como a un hijo ya que Víctor  había crecido con ellos—, su padre el fundador de la empresa textil, había estipulado que él como  hijo sería el heredero dejando a su hermano fuera del derecho, dejándole solo una pequeña cantidad de dinero.

Por lo que Simon celeba y envidiaba todo lo que Andrew tenía —y al ser Bástian y Víctor quienes velarán por el patrimonio de los Kiliam hasta que Elaine terminara sus estudios en administración de empresas—, ambos habían caído en su mirilla y su hija Fabiola le estaba ayudando en la realización de sus planes.

Simon y su familia no habían sabido invertir su dinero, su esposa e hija habían despilfarrado todo lo heredado, estaban por caer en bancarrota y desesperados buscaban casar a Fabiola con Víctor; el viudo.

El auto de Simón seguía a una distancia prudente a la camioneta negra conducida por Bástian, observando que ingresaban al acuario —la debilidad de los niños— y sabiendo lo mucho que les gustaba, supusieron que estarían todo el día allí. Decidieron dejar de seguirlos y se regresaron a continuar con lo que planeaban, más sus planes esta vez no saldrían como ellos esperan, no después de haber visto a esa mujer en la empresa.
 
Los niños se habían emocionado al ingresar al acuario, pero no olvidaron lo más importante, la visita que harían después al hospital.

Cuando les avisan a los Kiliam que los han dejado de seguir, inmediatamente les comunican a los niños que irán hacia el hospital temiendo que estos se quejen por haberlos sacado del lugar. Lo que no se esperaban era que los niños corrieran al auto para irse al destino al que ellos querían ir. En el auto los niños no podían dejar de sonreír imaginando lo que harían al ver a la mujer amable.

Los recuerdos que perdí   #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora