ganas de cagar

134 1 2
                                    

Hay un momento en todos los días, de todo ser humano que tratamos de pasarlo desapercibido. Ese sagrado momento merece como una oración respondida, levantar las manos hacia el cielo en señal de total agradecimiento, decir gloria!!gloria!! aleluya!!! soy libre, han salido todos mis demonios.

El trono: el retrete; el atrio: tus manos que sostienen el libro mientras lees.

Henry Miller escribe en "Leer en el retrete" una crítica para los que tenemos el culto vicio de leer mientras distraemos la demorada digestión. Henry Miller no se imaginó que este libro pasaría de moda en la generación post-siguiente a la suya. Una generación que se distrae chateando mientras caga, que resultó leyendo más de lo que han leído todos los hombres, de todas las generaciones, de todas las culturas, de todas las épocas. Hoy leemos todo lo que llega a nuestro móvil, ordenador o tablet , sea para tomarlo o desecharlo. Una generación bio-diversa. La generación ecléctica.

Los libros acumulados por mi padre en el retrete inculcaron literatura a mi lenguaje. Me sentaba y lo único que había a la mano era algún deshojado, mojado, arrugado y amarillento libro para leer. Luego estas lecturas se iban para la caneca, el papel higiénico no abundaba en esas casas de pueblo de los 70s, que además tenían el baño a un kilómetro de la casa. El retrete, el baño, el lavadero y las cuerdas de colgar la ropa , no hacían parte de la casa, eran zonas comunales , que después de caer la tarde producían terror, eran oscuras, las bombillas desaparecían justo cuando más se requería su presencia, eran reemplazados por un pedazo de periódico al que retorcíamos las hojas para que al encenderlas como antorchas duraran más tiempo iluminando nuestro alrededor. Las ganas de realizar esta acción involuntaria del cuerpo, obligaba a caminar con valentía los cien metros hasta el cagadero.

No es como ahora que lo peor que te puede pasar es aguantarte las ganas de cagar, controlando tus esfínteres hasta la parada de transmilenio más cercana a tu casa. Te bajas de la estación respiras frío, caminas, luego caminas corriendo, caminas y corres, corres, corres y caminas, corres, hasta tu calle, llegas a la puerta de tu edificio, las llaves listas abres la puerta principal, luego la segunda puerta, atraviesas el pasillo corriendo, subes las escaleras del primer piso, te sostienes de la baranda, llegas al segundo piso, a quién encuentras? al vecino, al actor, al vecino del último piso, lo saludas con una sonrisa monalisa, misteriosa pero nerviosa, una sonrisa que delata que estas de afán, una sonrisa de estoy que me cago, que chao, que otro día le aceptas el café en la cama, se lo dices mientras corres al tercer piso, ya no corres saltas de escalón en escalón, de dos caballitos de dos en dos, cuarto piso te quedas sin aliento, te detienes un segundo a tomar aire y tomas el aire de tu propio cuerpo, se te ha salido.... "oh por Dios! aguanta, aguanta, saltas al quinto piso, llave lista, abre puerta, tiras tu maletín, la cremallera de tu pantalón , pantalón y braga se bajan a la vez abres la puerta del baño y ahí está el trono, recoges todo lo que impida que este momento sagrado acto continúe su curso, falda,camisa, saco,chaqueta. Mi organismo no responde ordenes del cerebro, no hay control mis esfínteres anales, ellos como mi cabello no atienden ordenes, simplemente...aaahhh....

He cagado.


PPQVPRIMERO PUTAQUE VAGABUNDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora