Preámbulo.

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    Will no podía dormir.

    Se dijo así mismo que era la emoción de tener un nuevo empleo en mucho tiempo; más que todo para poder lidiar con la idea de que estaba cometiendo un error. No era partidario de las mentiras, mucho menos si eran hacia su propia persona; pero en esta ocasión, supo que era la mejor idea.

    Sin embargo, después de un largo rato tratando de nivelar sus pensamientos, comprendió que esta vez no funcionaría. Will concilió el sueño cuando los rayos del sol comenzaban a salir, haciendo un poco más cálida su habitación.

    Al menos no tenía clases ese día, por lo que podía dormir hasta tarde.

    Will, por fortuna, no tuvo pesadillas tan terribles que lo obligaron a salir del reino del descanso. Se sentía en peligro, pero al mismo nivel que cuando iba a una de las clases con el profesor con el que tenía mucho incordio; era un terror más manejable. No obstante, unas horas después, el ruido de su teléfono lo sacó rápidamente de su tenebrosa aventura.

    Se despertó sudado, como todos los días, y con un rápido movimiento de manos, contestó su teléfono.

— ¿Buenos días? —preguntó Will sin siquiera mirar quien era.

— Buenas tardes, señor Graham —respondió una voz calmada en tono neutral—. Llamo en nombre de la familia Lecter. ¿Gusta en responder la llamada?

    Will se incorporó como si tuviera un resorte en la espalda. El sueño que tenía en su cuerpo desapareció, y sus sentidos se activaron automáticamente.

— Sí, por supuesto —Will se aclaró la garganta—. Lo escucho.

— Excelente. —contestó.

    La voz al otro lado del teléfono comenzó a dar instrucciones. Constaba de información útil con respecto a los días en dónde tendría que dar tutorías al hijo mayor del matrimonio Lecter. Él tenía unos once años, y estaba comenzando con las clases avanzadas para hacer currículum para la universidad; necesitaba diversos tutores  capacitados que pudieran instruir al niño, y Will cumplía con los requisitos.

     Entre uno de los puntos importantes estaban los días a los que tenía que a la casa Lecter, y como tenía que ir.

    Will arrugó el gesto ante eso último.

— Sabemos que está próximo a recibirse, señor Graham —Will asintió aunque no podía verlo. Le quedaba un año—. Por lo que entendemos que su horario en estos momentos es apretado, así que hemos hecho algunos espacios que consideramos adecuados para que pase por la mansión.

— Sí, en estos momentos veo clases todos los días —agregó—. Las tardes están libres para mí, y las uso para realizar mis deberes. Pero puedo adaptarme sin problemas.

— Es un alivio escuchar eso —la voz comentó, solo que no se escuchaba ningún tipo de emoción—. Necesitará hacer tiempo para planear las clases, dejar actividades necesarias, evaluar al joven amo y luego someterse a los exámenes quincenales con los señores Lecter.

    ¿Exámenes?

    Will colocó los ojos en blanco.

    No solamente tenía que hacer exámenes parciales para pasar el semestre, sino que también tenía que someterse al escrutinio de una familia snoob. Cada segundo que pasaba, Will se sentía más apático a ese trabajo que había encontrado. Comenzó a considerar buscar trabajo en un Starbucks  cercano, pensando en los problemas que se iba a ahorrar.

— Entiendo —Will respondió. Su tono no delató sus pensamientos—. Haré un plan mensual con las materias que impartiré y se los pasaré a los señores Lecter para su aprobación.

Mylimasis |HanniGram|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora