Cada vez
que busco prenderme fuego
regreso a esta foto.
Y me miro con una mezcla agria de tristeza y rabia.
Porque no estoy del todo segura de que esa que está ahí,
haya sido yo.
Y se ve mi cara,
y se ve mi ropa,
y se ve una mirada totalmente muerta.
Pero esa de ahí,
no soy yo.
Me atraviesa como daga
un sentimiento impostor.
Podría jurar
con la mayor de las certezas
que dentro de ese cuerpo
había un desierto de carencias.
Podría decir que,
no le quedaba
absolutamente nada
de sí.
Porque se ve.
Porque se siente.
Porque todo lo dice aquella cara,
de una adolescente totalmente purgada y depredada.
Abusada y desprendida
de su persona.
Solo quedaba carne
vacía
muerta.
Y qué gracia
y qué cruel
el necromano
que le causa morbo
la carne muerta,
como para tomarle una foto
en el momento exacto
en que ésta
se pudre por dentro.
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El dolor de haber sido Lolita.
No FicciónEsta es mi historia. Quizá también una manera de canalizar esta furia que me rompe en el pecho. Podrán encontrar compilaciones de textos y poesía propios, e incluso quizás lo utilice a manera de blog. Las experiencias que contaré serán crudas y h...