5: Beso en los labios

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En el rincón más tranquilo de los terrenos de Hogwarts, bajo el suave resplandor de la luna, Neville y Theo compartían un momento de complicidad que iba más allá de la amistad. Habían pasado incontables noches juntos, pero esa noche era diferente. Un silencio cómodo los envolvía mientras admiraban las estrellas.

—¿Alguna vez te has preguntado cuántos secretos esconde el cielo nocturno? —suspiró Neville.

—A veces pienso que cada estrella tiene su propia historia —eso decía siempre Draco, y a Nott se le había pegado la frase—. Al igual que nosotros —sonrió.

Neville sonrió, sintiendo la conexión especial que compartían. Se miraron por un momento, como si las palabras flotaran en el aire, esperando ser pronunciadas.

—Neville, por fin sé bien cuáles son mis sentimientos hacia vos —susurró Theo.

Neville esperó, sus ojos fijos en los de Theo, mientras su corazón comenzaba a latir más rápido.

—Neville, estoy enamorado de vos. He estado enamorado de vos por un tiempo y no quiero ocultarlo más. —Theo, por fin, se sinceró sobre sus sentimientos, al poder describirlos por fin. Sabía que sentía algo más allá de la amistad por Neville pero aún no sabía bien si era amor o no. Hasta ese momento.

La revelación de Theo dejó a Neville sin palabras por un momento. Su mente giraba, procesando las palabras y las emociones que inundaban su ser.

—Theo, nunca pensé que... yo también siento algo más por vos. Algo que va más allá de la amistad. Yo también me enamoré de vos —susurró Neville, sonrojado.

Los ojos de Theo se iluminaron con sorpresa y emoción al escuchar las palabras de Neville.

—¿En serio, Nev? —le preguntó, cauteloso, Nott.

—Sí, en serio. He estado lidiando con estos sentimientos, sin saber cómo decírtelo —asintió Neville.

Theo sonrió, sus labios temblaron ligeramente mientras intentaba encontrar las palabras adecuadas.

—Neville, ¿te importaría si hago algo que quiero hacer desde hace tiempo? —le preguntó Theo, acercándose un poco.

Neville sintió un cosquilleo en el estómago mientras miraba a Theo, preguntándose qué tenía en mente.

—Adelante, Theo. Hacelo. —El Gryffindor le sonrió.

El corazón de Theo latía con fuerza mientras se acercaba al rostro de Neville. Su mente estaba llena de emociones abrumadoras, una combinación de nerviosismo y anticipación. Había deseado este momento durante tanto tiempo, pero ahora que estaba sucediendo, el peso de la incertidumbre parecía pesar sobre él. Sin embargo, la proximidad de Neville, la suavidad de su aliento, era reconfortante y a la vez emocionante.

Cuando sus labios finalmente se encontraron en un beso suave y lento, Theo sintió una oleada de calidez que lo recorrió de pies a cabeza. Era un beso cargado de significado, un gesto que expresaba lo que las palabras no podían transmitir. Cada roce de sus labios era como una chispa que encendía una llama dentro de él, llenándolo de una emoción contenida que había estado esperando liberar.

Neville, por su parte, sintió cómo su corazón se aceleraba cuando los labios de Theo encontraron los suyos. Fue un beso tierno pero cargado de pasión, un beso que le decía más de lo que las palabras jamás podrían decir. La sensación de los labios de Theo contra los suyos era electrificante, y pudo sentir el temblor suave en sus propios labios mientras respondía al beso.

El beso parecía detener el tiempo, sumergiendo a ambos en un mundo donde solo existían ellos dos. Los pensamientos, las preocupaciones y todo lo demás se desvanecieron en la intensidad de ese momento. Para Neville, el beso era un descubrimiento emocionante, una confirmación de los sentimientos que había estado lidiando en silencio. Cada roce de los labios de Theo contra los suyos era como una promesa de un futuro lleno de posibilidades.

Theo sintió cómo Neville se aferraba a cada instante, queriendo que el beso durara para siempre. Cada suspiro compartido, cada pequeño movimiento de sus labios, era un recordatorio de lo que estaban construyendo juntos. Sentía que ese beso era el comienzo de algo hermoso y profundo, una conexión que había estado creciendo en las sombras y que ahora finalmente veía la luz.

A medida que el beso se desvanecía lentamente, dejaron sus frentes juntas, sus ojos encontrándose en un silencio lleno de significado. Las emociones flotaban en el aire, palpables y poderosas, como un lazo invisible que los unía.

—Neville... —susurró Theo.

—Theo... —susurró de la misma manera Neville.

El nombre del otro en sus labios resonaba con un nuevo nivel de intimidad y significado. Habían cruzado un umbral, habían compartido un beso que no solo unía sus labios, sino sus corazones también.

Theo se perdió en la profundidad de los ojos de Neville, viendo reflejados sus propios sentimientos en ellos. Era un momento de vulnerabilidad y verdad, un momento que nunca olvidarían.

—Neville, no quiero apresurarte ni ponerte en una posición incómoda, pero... me gustaría preguntarte algo —le dijo Theo un largo rato después, en el que sólo estuvieron mirándose en silencio y con bastante amor.

—¿Qué es, Theo? —preguntó Longbottom con curiosidad.

—Neville Frank Longbottom, ¿aceptarías ser mi novio? —Mientras decía esas palabras, simples pero cargadas de significado, Theo agarraba la mano de Neville.

Neville sintió un nudo en la garganta mientras sus ojos se llenaban de lágrimas de felicidad.

—Sí, Theo. Sí, quiero ser tu novio —dijo Neville.

Theo sonrió ampliamente, sintiendo una oleada de alegría en su pecho. Acercó su rostro de nuevo al de Neville y, esta vez, sus labios volvieron a encontrarse en un beso dulce y apasionado, sellando su compromiso y su amor recién descubierto.

En medio de la serenidad de la noche, Neville y Theo habían dado un paso audaz y significativo hacia un futuro compartido. Sus corazones latían al unísono mientras compartían risas, promesas y sueños bajo las estrellas.

Cinco Besos Para Ganarme Tu ConfianzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora