Cinco Besos Para Ganarme Tu Confianza

3: Beso en la comisura

Era una tarde tranquila en la biblioteca, donde Neville estaba sumido en los libros de herbología mientras Theo hojeaba un antiguo tomo de pociones. A pesar de sus ocupaciones, no podían evitar robar miradas furtivas el uno al otro.

—¿Sabés, Theo? Encontré este hechizo que podría ayudar a las plantas a crecer más rápido —le dijo Neville con el ceño fruncido.

—¿En serio? —Theo levantó la mirada—. Eso suena útil. Aunque, ya sabés que siempre preferí la magia que involucra a las criaturas mágicas o cualquier cosa sobre pociones. Aunque vos me contagiaste un poco de tu pasión.

—Eso es cierto. A veces me sorprende cómo nos complementamos —se rió Neville.

Theo sonrió, sintiendo cómo su corazón latía un poco más rápido cada vez que Neville reía. Sin embargo, algo en el ambiente cambió mientras compartían una mirada, y Theo sabía que había algo más allá de la amistad en juego.

—Te quiero —susurró de una el Slytherin, dándole una tímida sonrisa.

Neville le devolvió con timidez la sonrisa, sintiendo la mezcla de emociones que revoloteaban en su interior. En ese momento, Theo extendió su mano y, con una delicadeza palpable, llevó sus labios hasta la comisura de los labios de Neville, dejando un beso suave y fugaz.

—Quería que supieras cómo me siento, Neville. No quiero presionarte en absoluto —le dijo Nott.

Neville sintió un cosquilleo en sus labios y una cálida sensación que se extendía por todo su ser. Esa pequeña muestra de afecto hizo que su corazón latiera con fuerza, y las palabras parecían quedarse atascadas en su garganta.

—Gracias, Theo. Esto es nuevo para mí y necesito tiempo para procesarlo —dijo sonrojado Neville, pero con mucha sinceridad.

Theo asintió, respetando los sentimientos de su amigo.

—Por supuesto, Nev. No hay prisa. Sólo quiero que sepas que estás en mi mente y en mi corazón, sin importar lo que pase —le dijo Theo.

Neville sonrió, sintiendo el apoyo genuino de Theo. A medida que la tarde avanzaba, continuaron compartiendo conversaciones y risas, pero había un nuevo nivel de entendimiento y complicidad en el aire.

—Theo, ¿te gustaría dar un paseo por el lago? Creo que podría ser un buen momento para reflexionar un poco —sugirió Longbottom luego de un rato.

—Eso suena perfecto. Caminar y hablar siempre es una buena idea —sonrió Theo.

Se levantaron juntos, sus manos rozándose mientras dejaban la biblioteca atrás. El sol comenzaba a ponerse, bañando el castillo y el lago en tonos dorados y rosados. Caminaron en silencio durante un tiempo, cada uno perdido en sus pensamientos.

—Theo, quiero que sepas que estoy agradecido por tu honestidad y por estar para mí —le dijo Neville a la serpiente, mirándolo.

—Y yo estoy agradecido por tenerte en mi vida, Neville —le sonrió Theo.

Se detuvieron en la orilla del lago, el reflejo del agua ondulante bailando en sus ojos. Neville miró al Slytherin.

—Sabés, creo que hay mucho por descubrir en esta nueva etapa de nuestra relación —le dijo.

—Estoy emocionado por explorar eso con vos, Nev —susurró Theo agarrando su mano—. Y, si en algún momento estás listo para dar un paso más, estaré aquí.

—Lo tendré en cuenta —le sonrió Neville.

Theo acercó su rostro al de Neville, sintiendo la proximidad de sus labios una vez más. Esta vez, en lugar de un beso en la comisura de sus labios, Theo se atrevió a rozar los labios de Neville en un beso suave pero significativo.

—Para que sepas que estoy aquí, siempre —susurró Theo.

Neville respondió al beso con un suspiro suave y una sonrisa, sintiendo cómo esos sentimientos inexplorados comenzaban a cobrar vida. Miraron el lago juntos, las aguas serenas reflejando la tranquilidad que habían encontrado el uno en el otro.

Esa tarde, mientras el sol se sumergía en el horizonte, Neville y Theo dieron el primer paso hacia un nuevo territorio en su relación. Aunque no sabían qué les depararía el futuro, estaban decididos a enfrentarlo juntos, con corazones abiertos y un lazo que sólo se fortalecería con el tiempo.