Cómo en los viejos tiempos

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—Hola —abrí la puerta dejándome ver a un Nil arreglado. Llevaba una camisa blanca con unos vaqueros negros.

—Estas preciosa.

—Gracias, tu también estás guapisimo.

—¿Vamos?

—Vamos.

—Cuidamela, Nilson —gritó Jorge mientras yo cerraba la puerta.

—¿A dónde vamos?

—Te voy a llevar a un restaurante y lo otro no te lo puedo decir.

—Esta bien.

Llegamos al restaurante y comimos entre charlas y risas. Estuvimos en el coche 1 hora 30 minutos hasta llegar a un mirador que se veía todo Madrid.

—Buah, esto es...

—Precioso.

Solté un suspiro y me gire para mirar a Nil el cual ya me estaba mirando.

—¿Recuerdas algo?

—No, lo siento.

—Lo suponía,—sonrió.

Me volví a girar y me apoye en la baranda del mirador. Sentí como alguien se ponía detrás mía y tocaba mi mano.

—¿Por qué lo dejamos?

—Porque te mudaste a Barcelona y conociste a alguien.

—¿Se puede saber quién era esa persona?

Soltó un suspiro—. Ander, era Ander.

—¿Ander?

—Sí, el mismo Ander que tú y yo conocemos.

—Imposible, nunca sentiría algo por él.

—Dejame decirte que si lo hiciste.

—Pues que tonta fui al dejarte.

—¿Lo puedes repetir?—sentí su aliento en mi oreja.

—Fui una tonta al dejarte, Nil.

Me agarró la mano y la besó.

—Nunca me dejaste de gustar. Siempre te ame, aunque tú no te acordarás de mí.

—Me alegra oír eso.

—¿Vamos a la bolera como en los viejos tiempos?

—Son las 1:30, no hay ninguna bolera abierta.

—Ven.

Nos montamos en el coche y llegamos a ¿una bolera?

—Pero...

—La alquile para nosotros solos —sonreí inmediatamente sin creer lo que hizo Nil.

Bajamos del coche y entramos a la bolera, como dijo Nil; no había nadie. Empezamos a jugar. Era malísima y Nil, bueno, era Nil.

Estuvimos un par de horas jugando.

Flashback

Nil se reía mientras yo me encontraba en el suelo.

—No hace gracia, Nilson —él seguía riendo.

—Sí lo es. Anda —me extendió la mano—, vamos a seguir jugando.

Gemí de dolor cuando mi pie tocó el suelo—. No puedo apoyar el pie.

—Ven, vamos al médico —me cogió en brazos para seguidamente sentarme en el asiento de copiloto—. ¿Te duele mucho? —asentí—. Bien, entonces iremos al hospital.

—Gracias —solté cuando Nil se sentó en el asiento del conductor.

—No es nada.

—No entiendo por qué haces todo esto.

—Porque te quiero —sentí un dolor en el pecho cuando Nil dijo eso. Me quería, él me quería.

—¿Cómo una amiga?

—No, me gustas —giró su cabeza para mirarme directamente a los ojos.

—Tú también me gustas.

Nil frenó el coche. Agarró mi mejilla, la acarició y besó mis labios.

Fin del flashback

—Katie, ¿estás bien?

—Me he acordado —dije feliz.

—¿De qué?

—De nuestro primer beso —vi como Nil se tensó.

—¿Te has acordado?

—Sí. Me doblé el pie, me ibas a llevar al médico y de camino me confesaste lo que sentías —él sonrió. Se acercó a mí y acarició mi mejilla.

—Me alegra saber que poco a poco te vas acordando de las cosas —se acercó más y quedo a unos centímetros—. ¿Puedo besarte?

—No preguntes —solo hacía falta decir unas palabras para que Nil me besara. Miles de sentimientos y recuerdos vinieron a mí cuando sentí sus labios en los míos. Diría que de nuevo pude saborear sus labios, pero no me acuerdo de sus labios.

Espero que no sea la última vez que toque sus labios con los míos...

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Perdón por estar inactiva. Espero que os haya gustado, muchas gracias por leer y no os olvidéis votar, adioss 🫶🏻

Un frío invierno [Nil Ojeda]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora