Sorpresas.

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Horacio despierta debido a los rayos que entran en la habitación, abre los ojos poco a poco hasta que sus ojos se acostumbran a la irritante luz, suspira mientras estira su cuerpo haciendo que algunos huesos suenen, se mueve un poco en la cama para apoyar la espalda en el cabecero y ve que esta desnudo en la habitación de Conway, sonríe un poco mordiéndose el labio pero enseguida se pone serio tras recordar el mensaje que le había mandado su hermana, suspira mientras se muerde el dedo gordo de la mano izquierda y ve que su perrita esta durmiendo en la cama también, luego sientes pasos subiendo las escaleras y a los pocos segundos ve a Conway con una bandeja con el desayuno, sonríe un poco mirando a su acompañante.

-¿Y esto?

-El desayuno.

Horacio ve como Conway deja la bandeja en la cama para ponerse a su lado y mirarse con una sonrisa.

-Ya veo, pero ¿A que se deje tal gesto de caballerosidad?

-Bueno, porque te lo mereces y puesto que vas a estar mucho tiempo tras esas estúpidas pareces de hierro quiero que en estas pocas horas te sientas como lo que eres.

-¿Y que soy?

-Mi príncipe.

Horacio se muerde el labio para no llorar pero siente que sus ojos se aguan un poco, sonríe mientras se mueve un poco para coger un cruasán para darle un mordisco, ante la atenta mirada de Conway, siente como le esta dando caricias en la espalda, cierra los ojos mientras sigue masticando su cruasán, no puede evitar soltar un jadeo, es la primera relación que tiene en la cual se siente verdaderamente amado y el puto altos mandos del FBI se esta encargando de amargárselo, suspira mientras da un sorbo a su zumo de naranja, ve como Conway se levanta de la cama para ponerse enfrente y quitarle un cruasán. Se queda pensativo mientras le mira, tiene una batalla interna sobre sus sentimientos hacia el hombre que tiene delante, sabe que es el padre de su ex, que fue su jefe y también una figura paterna cuando era un alumno de mierda, no quería traicionar a Gustabo, al fin de cuentas era su padre el que esta con el, pero que le den por culo a ese gilipollas, suspira una segunda vez para llamar su atención y al ver que no lo consigue, le llama.

-Conway . . . 

Horacio ve que ya tiene toda la atención del hombre que tiene al lado, se muerde el labio porque en cuanto ve como le mira se pone nervioso, pero se mantiene quieto.

-¿Que pasa?

Iba hablar pero su propio móvil empieza a sonar, haciendo que Horacio maldiga a quien este llamando y Conway se ponga tenso por que sabia que tenia poco tiempo con el muchacho. Horacio coge su móvil al ver que era su hermana, se aclara la garganta antes de contestar.

-Dime Ana . . . 

-Horacio ¿Dónde estás? Tendrías que estar aquí ¿No vas a venir a la sede?

-Ah mierda, la reunión, se me había olvidado por un momento, si, dame unos minutos y estamos allí.

-Date prisa, por favor . . . 

Horacio hace un sonido con la boca como de afirmación, cuelga a su hermana, deja el móvil en la cama y se tapa la cara con ambas manos, no esta preparado para decirles a sus amigos que ira a la cárcel por pegarle a un superior y mucho menos esta listo para verle la cara a las personas que le están amargando la vida, siente movimiento en la cama, quita las manos de su cara y ve a Conway de rodillas con una expresión de tristeza, este solo sonríe un poco y le acaricia el pelo.

-Pase lo que pase hoy, quiero que me prometas que vas a cuidar de mi hija, de la casa y sobre todo del puesto de director del FBI.

-Horacio. . .

El padre de mi novioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora