Grandes cambios

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Al día siguiente Conway se despierta por los rayos de sol dándole en la cara, maldice dándose la vuelta y a ciegas busca a su amado príncipe pero al no verle en la cama, abre los ojos mientras se estira, mira el reloj y ve que eran las nueve de la mañana, se sorprende por haber dormido tanto ya que tenia que ir al CNI, se levanta de la cama para caminar hacia al baño.

-Horacio.

Le llama dos veces antes de entrar al baño, pero al ver el baño vacío, se extraña coge el móvil para llamarle pero comunica, suspira mientras sale de la habitación, se asoma a la de sus hijos y ve que todavía esta durmiendo, sonríe mientras vuelve a la habitación para darse una rápida ducha, baja las escaleras para preparar el desayuno, cuando la puerta de la entrada se abre dejando ver a un Horacio en chándal, sudado, agitado y con la herida de la cara algo colorada, Conway se muerde el labio preocupado y se acerca a el.

-Cariño ¿Dónde has estado? Te he llamado y no me has contestado.

-Perdona, pero llevo desde las siete de la mañana sin poder dormir, he paseado a Perla pensando en cosas y al volver deje a Perla dentro de casa, cogí las llaves del coche, conduje hasta la playa, deje el coche en el parking y estuve corriendo por la playa para dejar de pensar, sinceramente no puedo, estoy pensando en cosas que se que no te van a gustar.

-Cielo, si es por ellos, no tienes de que preocuparte, yo me encargo.

-Ese es el tema, Jack, que yo también me quiero encargar del tema, pero sobre todo del hijo de puta de tu hijo, con todo respeto hacia tu difunta mujer. 

-Horacio...

-¡No! 

Conway abre los ojos sorprendido por el repentino grito de su príncipe, suspira mientras se acerca a el despacio para abrazarle, sabia que el tema le afecta más a Horacio que a el, lo nota porque el cuerpo de Horacio empieza a temblar mientras siente como le corresponde al abrazo.

-Lo siento, no te quería gritar. 

-No te preocupes, solo me preocupo por ti y se que no estás listo para verle.

Conway se separa para mirarle a los ojos seriamente.

-Te equivocas, que no te confundan mis lagrimas, no estoy llorando de tristeza, estoy llorando de rabia, estoy bien, les voy a desmostar a esos cabrones que estamos bien, que estamos juntos, que tenemos familia y que nos vamos a casar.

Conway sonríe mientras se muerde el labio.

-¿Seguro?

-Al cien por cien, he llamado a Alana para que cuide de los niños hasta que nosotros nos encarguemos de esas escorias, también he llamado a mi hermana y te cede sin problema tu puesto, de hecho me ha dicho que suba de rango a todos los agentes, así que antes de ir al CNI vamos a pasar por la sede del FBI que hago una reunión exprés, ahora ella será la directora ejecutiva y sinceramente ese puesto le viene de puta madre.

-Joder ¿Tanto has hecho en dos horas?

-Sí, ahora ve despertando a los niños mientras que yo me ducho y preparamos el desayuno juntos.

-Vale ¿A que hora viene Alana?

-A ninguna, ella estará en la sede, después cuidara de ellos.

Conway iba a decirle algo a su prometido pero cuando se da cuenta ya esta solo en la sala con el ceño fruncido pero suelta una risa al ver lo imperativo que se ha levantado Horacio, definitivamente hoy seria un día interesante.

Un hora después, ya están entrando por las puerta del FBI y los niños gritan asombrados al ver donde trabajan sus padres y los mayores solo sonríen felices, Horacio aparca en su plaza de aparcamiento y antes de bajar, suspira para mirar a sus hijo.

El padre de mi novioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora