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❛❛Lo más doloroso es perderte a ti mismo en el proceso de amar demasiado a alguien, Y olvidar que tú también eres especial...
— Ernest Hemingway.
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Narrador Washington DC.
━ DEBÍ PREDECIR ESO ━ GRUÑO EL HOMBRE DE CABELLOS RUBIOS Y OJOS AZULES desde el suelo - De nuevo - ordenó en cuanto volvió a estar de pie.
La rubia asintió y se alistó para la siguiente ronda, posicionando su cuerpo en defensa antes de saltar a ofensa. Su anatomía estaba bañada en sudor y su respiración era pesada, pero controlada. Sus nudillos revestidos en cinta protestaban un poco, sin embargo, esa clase de dolor prácticamente pasaba desapercibido bajo sus sentidos enceguecidos por la adrenalina recorriendo sus venas.
Esa era su parte preferida del entrenamiento.
Mientras que el primer ataque por parte del instructor hacia su persona fue dirigido hacia sus costillas, dicha fuerza excitante que realzaba y concentraba sus sentidos, le ayudo a reaccionar a tiempo para que ella bloqueará la ofensa con efectividad. Aprovechando la pequeña ventanilla de escape que se formó ante sus calculadores ojos verdes, decidió lanzar un puño a la cara de su mentor, el cual también fue bloqueado y desviado con rapidez.
Ambos ya tenían un amplio conocimiento de los pasos y movimientos del otro, así que la lucha del momento era igualada. Dando y recibiendo. Era como una brusca y constante danza que podía llegar a ser letal cuando se viera necesario.
- Debes perfeccionar tus movimientos - comentó el hombre agachándose de manera precipitada para esquivar la patada de la rubia.
- Lo sé, lo sé - contestó. Su voz salió forzada al recibir un golpe en el hombro derecho - No me lo tienes que... Repetir.
En el segundo en que un rodillazo le sacó el aire de los pulmones, Sveltana Vólkova se encorvo apretando los dientes. Pronto se tuvo que recomponer cuando notó que su rostro sería la siguiente víctima, por lo tanto, se agachó y con sus piernas aprisionó las del rubio, desestabilizándolo de su eje y provocando una simple caída. Sin perder el tiempo, hizo un perfecto rollo hacia delante, saltando encima del cuerpo del hombre para aprisionarlo del cuello con brazos y piernas.
Sí, el entreno era emocionante. Esa era manera de liberar energía acumulada, arriesgándose a salir con moretones. Preocuparse por salvar su propio trasero y patear el del contrario era algo bastante entretenido para ella también. La joven era preparada para atacar y solo atacar.
