02. > NUESTRO ERROR.

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❛❛Y   a   veces   un   pecadoes   la   entrada   alparaíso

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❛❛Y   a   veces   un   pecado
es   la   entrada   al
paraíso...


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Sveltana Vólkova
Washington DC.

━ ¡MIERDA! ━ UN GRUÑIDO SONORO ME DESPIERTA DE GOLPE.

Siento como unas manos se enrollan en mi cintura apretándome con fuerza, el cuerpo se me estremece y me arqueo sacando un gemido involuntario al sentir una gran invasión entrar a mi zona íntima. Abro los ojos sosteniéndome del cuerpo escultural y sudado del ministro quien busca mis labios con impaciencia dejando uno que otro beso que empapa lo que tengo entre mis piernas sin esforzarse mucho, simplemente besándome.

Tiene los labios entreabiertos en tanto noto como se sostiene del cabezal de la cama dejando sus brazos estirados sobre mi cabeza. El cabello negro oscuro lo tiene mojado a causa de su sudor logrando que este le caiga y se pegue a su frente dándole un aura muy sensual y provocativa como un pecado, que deseo cometer.

Me acomoda con sus caderas moviéndose de un lado a otro abriéndome más de piernas sin dejar de embestirme con fiereza, y no sé por qué, pero lo siento más apegado, con más pasión y deseo, como si quisiera probar mi cuerpo de mil maneras sin darse tiempo de cansarse.

Quizás esto sea un error, pero ya caí.

Estoy soñolienta pero el deseo de ser follada de tal manera me gana, me sujeto de sus hombros subiendo mis manos por toda su espalda que se deslizan por el sudor que le empapa el cuerpo.

Mi cuerpo lo aclama, lo desea y muere por no dejar de tocarlo. Los Morgan son una adicción. Una droga que una vez lo pruebas, no hay nadie quien te lo quite de tus venas.

Entreabro los labios cuando un impulso de adentro hacia afuera me saca el aire de mis pulmones para luego meterme todo su grosor largo y ancho sacándome, ahora, un grito de placer.

- Alex... ¡Ah, joder! - echo la cabeza hacia atrás cuando se reincorpora dejando caer sus rodillas en la cama sosteniéndose de allí para quitar las manos del cabezal y colocarlas alrededor de mi cintura apretándome contra él en un movimiento más posesivo.

Esto no debería estar pasado. ¿Yo acostandome con el padre de Christopher? A mejor dicho mi ex suegro, es algo difícil de dirigir.

Y me gusta, pero me asusta. Hay casos de la que me he arrepentido y el casarme con Christopher es una de ellas, pero esto simplemente no.

- Deja de hacer eso - reclama en un tono ronco y frío, sus ojos grises comiéndome con cada mirada reparando con decoro mis pezones erectos.

- ¿Qué cosa?

Pregunto dejándome llevar de él, disfrutando de cómo se pega a mí rozando mis erectos pezones contra su pecho desnudo. Me muerde el hombro para luego dejar un rastro de saliva, chupa y me estremezco sabiendo que cada trazo que deja con su boca dejará marcas que no estoy dispuesta a quitar.

𝗠𝗘𝗥𝗖𝗬 ||• Christopher Morgan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora