03. > EL JUICIO.

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❛❛Si   no   juegas   confuego,   morirás   defrío

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❛❛Si   no   juegas   con
fuego,   morirás   de
frío...












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Narrador.

LONDRES, CUIDAD DE LLUVIA, SUEÑOS Y ESPERANZAS.

El paraíso para algunos, recuerdos amargos para otros y una jaula para pocos.

Cinco años atrás fue testigo de un prometedor amor de adolescente, que pasó a la adultez, pero no maduro con sus protagonistas y quedó estancado en un pozo de tracción, deseos y dolor.

Testigos de una candente llama que se apagó a punto de celos, engaños y mentiras. Llama que dejó un corazón destrozado difícil de reparar.

La tarde del 13 de junio pintaba como la mayoría de los atardeceres veraniegos, con sol, pero con la brisa fría recorriendote la piel. Cosa que Sveltana había extrañado mucho.

Las quejas y reproches del coronel no le aportaba mucho color a lo que según él era la tarde de los payasos. Hay que entenderlo, pasó tres años buscando a su enemigo número uno y ahora debe enfrentarlo en un absurdo juicio que terminará en disputas, fiscales y testigos comprados.

Tres jodidos años jugando al gato y el ratón y ahora Antoni Mascherano se da el lujo de victimizarse y exigir extradición a su país natal.

Algo absurdo desde la perspectiva de todos, pero soluble desde las ramas e influencias de la mafia más temida de todas.

Mientras tanto la rubia de ojos verdes, se estaba preparando para el gran día. Estaba nerviosa y ansiosa no lo podía negar, pero no podía dejar que eso la descontrolara.

Un día antes llamó a Luciano «Su maquillista y estilista» Para que viniera el día siguiente para prepararla. Empezaron con su melena unos minutos después empezaron con el maquillaje.

Sveltana tenía muchos sentimientos encontrados. Sentía enojo, tristeza, miedo y rabia. Pero ninguno de esos sentimientos era alegría, no sentía ningún sentimiento bueno, solo los malos.

Entonces recordó las palabras de su madre.

- Eres fuerte, Sveltana - le acarició sus hermosos rizos color oro - Porque naciste de mí, y una Romanoff nunca se rinde.

- Pero no soy como tú - dijo la niña con los ojos lagrimosos, agachando su rostro al piso.

- Te equivocas, eres una parte de mí. Mi otra mitad - las manos de su madre le alza el rostro para que sus ojos verdes choquen con los ojos azules de su madre - Nunca agaches la cabeza. Cabeza arriba, espalda recta y mirada fría pero calculadora, así no verán la manera de joderte.

𝗠𝗘𝗥𝗖𝗬 ||• Christopher Morgan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora