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Madrugada del sábado.

Ari POV

No tengo idea de por cuanto tiempo mas vi a Rivers bebiendo, pero decidi que ya era suficiente en cuanto la ví tambalearse al caminar, la tome por los hombros y prácticamente la arrastré hasta que llegamos a mi casa, probablemente Juan se quedaría con Iván u Filis, así que no tendría inconveniente con que Rivers se quedara en mi casa. Con pocas fuerzas la ayude a recostarse sobre mi cama mientras ella seguía balbuceando cosas que no tenían sentido, pude ver que sus mejillas estaban tintada de un tenue rojo por el alcohol que posaba en su organismo.

No se si era el alcohol actuando por su cuenta, pero por primera vez me permití mirarla más a detalle. Sus ojos cafés estaban entrecerrados por el cansancio que estaba llegando a su cuerpo, y sus labios estaban entreabiertos.

El impulso de acercarme más a ella llegó a mi, pero de inmediato me recriminé a mi misma por pensar pendejadas en situaciones así. Quise culpar al alcohol y las posibles sustancias ilícitas que probablemente consumí.
El simple echo de que ella era menor que yo, me hacía regañarme aún más. Ella tenia 21 y yo ya tenía 25, talvez la diferencia no era mucha, pero a pesar de eso yo estaba en una relación, y se que haberla besado no habría sido eticamente correcto, no estando yo en una relación.

Por otra parte, yo sabía que ella era una chica muy atractiva, tenía un buen cuerpo, buen humor, sus ojos eran café claro casi avellanas, su piel parecía tan delicada como si de la piel de un bebé se tratara.

—Ari— la voz de Rivers me sacó de mis pensamientos, haciéndome sobresaltarme sobre mi cama.

Su mueca confundida me hizo darme cuenta de que me había perdido en mis pensamientos.

—Rivers, discúlpame. ¿Necesitas algo?— le pregunté mientras tallaba mi cara con mis dos manos.

—Ayúdame— pidió inocentemente señalando su ropa.

—¿Quieres ropa?

Asintió con una boba sonrisa.

Rápidamente corrí a mi closet buscando la ropa más holgada que tenía.

—¿Me ayudas?— preguntó mientras quitaba su camisa.

Inevitablemente sentí mis mejillas arder. Me regañe mentalmente por mirarla con morbo, no era la primera vez que la veía en ropa interior, pero si era la primera vez que me atrevía a mirarla de distinta manera. 

En el instante en que me acerqué a ayudarla a quitarle su camisa ella habló nuevamente.

—¿Alguna vez has besado a una chica?— preguntó con torpeza, arrastrando las palabras por el alcohol.

Tragué en seco.

Lo cierto era que no, jamás lo había echo.

—No, creo que no.— dije dudosa, ayudándola a retirar su camisa por completo.

—¿Lo harías?— cuestionó, esta vez rompiendo más la distancia entre nosotras haciéndonos quedar a escasos centímetros.

Nuevamente mis mejillas ardieron e inevitablemente mis ojos buscaron desesperadamente sus labios.

—Tal vez...— murmuré luchando por alejarme.

—Hazlo— susurró sobre mis labios.

Desvíe mi mirada para verla directamente a los ojos.

Sus ojos tenían un brillo distinto al de siempre, esta vez parecía que querían decirme algo.

—Quieres decirme algo, pero no eres muy clara.— afirmé en voz baja, sintiendo como mi aliento golpeaba y rebotaba en sus labios.

He not me [rivari] 2.0Donde viven las historias. Descúbrelo ahora