Paso número tres

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Cada día que pasaba era como una agonía y pequeña tortura de la cual Harry nunca iba a salir, la gran mayoría de las noches se las pasaba pensando en Draco y en como poder llevar su amistad al nivel que él quería. Tenía una idea de regalarle algo, pero no sabía absolutamente nada de los gustos de Malfoy, así que se le complicaría demasiado intentar darle un obsequio sin hacer el ridículo.

Tal vez Harry estaba sobre pensando las cosas de una manera demasiado obvia, muchas veces Ron o Hermione lo encontraban viendo directamente a la nada con la boca entre abierta sin hacer ningún sonido, pasaba algo similar con los maestros, McGonagall había estado a punto de mandarlo al menos cinco veces a detención por no prestar atención a sus clases, aunque, de alguna u otra forma, Harry se salía con la suya.

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Como de costumbre, Harry ahora estaba entrando en un dilema, no hacía otra cosa que sentarse en un sillón de la sala común de Gryffindor y cuestionare a sí mismo. «¿Es tan difícil acercarse a él para hablar un rato? cada que lo intento se aleja de mi... bueno, supongo que es normal, tener que lidiar con años de rivalidad y ahora una amistad que surgió de la nada ha de ser extraño» sus pensamientos se esfumaron cuando alguien entró a la habitación, era Hermione, de ella le siguió Ron, quien lo miró con una expresión de confusión antes de hablar.

-Definitivamente algo te sucede -murmuró y dio varios pasos hasta sentarse a la par de Harry -¿qué es lo que sucede, amigo?

-No es nada -claro que estaba mintiendo, quizás estaba pasando por un pequeño enamoramiento hacia Draco, y eso sí que era un problema.

-Claro que te sucede algo Harry, haz estado demasiado raro últimamente, no nos mientas -el tono de Hermione sonaba entre una mezcla de enfado y decepción.

-No es algo importante

-Sea lo que sea, lo es -la chica frunció el ceño, un sentimiento de desesperación entró a su cuerpo al no poder saber que problema tenía Harry, pensaba desde lo más estúpido a lo más problemático.

-Solo es estrés

Hermione puso los ojos en blanco y suspiró con estrés. Ya habían tenido esa conversación en las últimas semanas y Harry siempre buscaba una excusa para no decir nada, "solo es estrés" "son mis notas" "los tareas me agobian" y un sin fin de mentiras, pero ella no se iba a dar por vencida jamás.

-Puedes confiar en nosotros, en cualquier cosa te ayudaremos -forzó una suave sonrisa e intentó relajar su rostro.

-Ya les he dicho que es estrés

-Eso nos dices siempre, no soy tonta, sé que nos estás mintiendo

-Hermione tiene razón -el pelirrojo alzó los hombros al ver como Hermione le lanzaba una mirada que decía "cállate y déjame hablar a mi".

-¿Prometen que no dirán nada si les cuento lo que realmente me sucede? -Harry bajó la mirada al suelo y solo escuchó como sus amigos susurraban que estaban de acuerdo con eso.

El pelinegro tuvo que tomar demasiado valor y coraje para decirlo, no iba a ser fácil decirle a sus amigos que le gusta quien lo molestó por tantos años. Tenía demasiado miedo de que ellos se lo tomaran a mal, sabía perfectamente los tratos que Malfoy le daba a sus amigos e incluso a él era pésimo.

-Bueno... es complicado -los otros dos solo lo vieron con enfado, esperando a que siguiera con su discurso -desde hace un tiempo, años de hecho, creo que he estado completamente enamorado de... Malfoy, y antes de que digan algo, no es una broma y ni siquiera yo quise aceptarlo

Ron se quedó boquiabierto y con una expresión de haber visto un muerto, Hermione solo se quedó pensando por unos momentos, luego fue la primera en hablar después de tal confesión.

Diez pasos para enamorar a Draco Malfoy [Drarry]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora