cuatro 🦇

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Ya empezó la fiesta hace un buen rato. El ambiente era pesado con la ultima vez que estuve de fiesta. La gente bailaba pegada y se metía droga en las esquinas. Alejo me hacía una mirada rara cada dos por tres y el peli verde se me quedaba mirando por ratos. Estaba rodeada de miradas digamos.

Hace rato que estábamos sentados en una mesa de plástico en el jardín. Entre todos decidimos venir aquí ya que había mucha gente. Aunque a Luciana no le gusto. En mi caso fue la mejor elección, aunque seguía habiendo gente. Ya he salió mucho de mi zona de confort a partir de mañana empiezo vida normal.

— Che — hablo Mauro desde la otra punta de la mesa — ¿Jugamos a nunca a nunca?

Todos aceptaron. Este juego se suele jugar con bebidas alcohólicas pero yo nunca las probare así en mi caso seria con zumo. Alejo si bebía de vez en cuando, ahora mismo tenia un fernet en sus manos.

— Dale empieza Luciana — dijo Mauro.

— Yo nunca nunca he follado en un auto — sonrió picara.

Todos bebieron un sorbo, incluso Alejo. Fui la única rara que no bebió y por esa razón todos se me quedaron mirando extrañamente. Me sentía muy juzgada, ni siquiera lo entiendo debe ser incomodo tener relaciones en un auto. Para empezar te ajusta a muy pocas posiciones y de las que te ajusta debe ser incomoda todas. Aparte los autos acumulan mucha suciedad...

— Dale ahora yo — dijo Mauro — Yo nunca he aguantado un amigo en pedo.

En ese temí por mi vida. No lo he dicho antes pero no le dije a Alejo que fui de fiesta. El sabe que nunca he ido a ninguna fiesta, por ese mismo motivo estaba muriéndome ahora mismo. Estaban todos empezando a beber de su copa. No sabía que hacer, simplemente me quede quieta. Mauro y Luciana me miraban incrédulos; y yo los miraba con una mini sonrisa de incomodidad de vuelta. Luciana parece haber pillado la indirecta de que se callara en cambio Mauro no.

— Che Kata vos te copaste con Luci el otro día — gesticuló con la manos — En la fiesta que viniste el pasado viernes.

En ese momento no sabía si llorar, correr o esperar que el suelo me tragara. Así que decidí callarme y aguantar  las consecuencias.

Alejo se giro a mirarme con esos ojos que pone cuando esta enojado. Parecía el cuento de la oveja y el lobo.

Mariposas • CRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora