catorce 🔒

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Pasaron muchos años desde que deje atrás Cutral Co para venir a trabajar a la empresa de mi prometido. Pero recientemente mama se había enfermado y tenía que estar con ella.

En el viaje me prometí a mi misma varias cosas. Entre ellas no volver a caer en los encantos de Tomás Campos.

Cada calle de Cutral Co me recordaba a el. Cada esquina, cada puerta, cada semáforo... Todas estas cosas guardaban recuerdos de el.

Baje del tren. Sentí el aire pegar en mi pelo y moverlo ligeramente.

Hay estaba Luciana, estaba preciosa. Ya había pasado su etapa de adolescencia loca y era toda una mujer. También llevaba a un niño de unos tres años en la mano.

— Hola mi amor — Luci me abrazo fuerte.

— Hola Luciana — sonreí — ¿Y este nene como se llama? — me agache para quedar a la altura del pequeño.

— Bruno — sonrió el nene.

— ¿Vamos entonces a tu casa? — pregunto Luciana.

Solté un suspiro ya que me incomodaba un poco estar aquí.

— Si, vamos.

Nos montamos en el coche de mi amiga rumbo a casa. Ella puso la música de los barderos en la radio, seguro lo hacía a posta. Mientras yo miraba las calles de Cutral Co, cuando vi el edificio de Tomás. Me vino el recuerdo de esa noche, la noche que lo hicimos bajo las estrellas.

— Che Luci — capte su atención — ¿Sabes algo de Tomás?

— Lo sigo viendo de vez en cuando — respondió — Aveces se acerca a casa para estar con los chicos.

— ¿Esta bien?

— Si, bueno tampoco sé mucho de el.

— ¿Vos seguís con Mauro? — me daba curiosidad lo que había pasado estos años.

— Bueno fue raro — trago saliva — Simplemente no nos amábamos y nos dimos cuenta. Así que acabamos bien, somos amigos y tal. Y yo conocí a Alejo mi pareja actual, bueno le dicen Ysy. Y con el tuvimos a esta hermosura — miro a su hijo.

— Que lindo igual — mire al frente.

— ¿Vos seguís con ya sabes? — me miro entristecida.

— Si.

— Bueno.

{...}

Llegamos a casa, bueno la casa de mamá. Yo ya no vivía aquí. Al entrar sentí el aroma de la casa y extrañamente me relajo.

Luciana se tenía que ir por que tenia que llevar al nene a no sé donde. Así que estaba yo sola. Pase por un pequeño pasillo hasta llegar al salón.

— ¡Mi niña! — sonrió de oreja a oreja mamá — ¡Kata!

Se levanto quejándose por el dolor, así que me acerque a ella para que no sufra más. Me abrazo tan fuerte que sorprendió. Por alguna causa desconocida se me cristalizaron los ojos.

— ¿Como te encuentras Mamá? — corte la  distancia y la ayuda a volver a sentarse.

— Bien dentro de lo posible — suspiro — Los médicos me mandaron unas pruebas cariño.

— Esperemos que salga bien todo Ma' — esperemos.

{...}

Mariposas • CRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora