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Me senté en un taburete en el balcón de la habitación de mamá. Necesitaba relajarme y aunque os sorprenda necesitaba un cigarro. Exacto empecé a fumar a escondidas de Alejo ya que a el no le gustaba.

Me posicione el cigarrillo en la comisura de los labios y lo prendí.

Mire las estrellas. Había tantas y por alguna razón en Cutral Co se ven más relucientes.

Y como siempre que miro a las estrellas me vino la cabeza Tomás. ¿Donde estará ahora?

Capaz esté en una fiesta metiéndose cualquier sustancia, pero bueno como dicen...

~Pasado Pisado~

Sentí algo vibrar en el bolsillo de mi pantalón, era mi celu. Me estaba llamando Luciana.

— ¿Si?

— Kata mi amor, venite a mi casa dale — soltó sin más Luciana — Estamos tranquilos, apenas hay gente. Así te despejas un poco.

— Está mi mamá mala Luciana, ya sabes que no puedo — le di un calo al cigarrillo.

— Por un ratito no pasa nada Kata, así te olvidas por un rato amor.

— Bueno, siempre me consigues liar — tire la ceniza por el balcón — Pero como muy tarde a las una me voy. ¿Si?

— Si si. Venite ya para acá.

{...}

Mamá me dijo que fuese sin problema, que si le pasaba algo ella me llamaba. Pero quieras o no me preocupaba bastante.

— Serían cinco mil pesos — pidió el del Uber.

— Con tarjeta — pedí.

Después de pagar al Uber decidí adentrarme en la casa de Luciana. Por lo menos no me había mentido, estaba vacía y el silencio me impresionaba.

Toque al timbre para ver a Luciana sonriente. Me dio un abrazo y me invito a pasar. Mientras me adentraba a la casa mire a todos lados, por que siempre he sido curiosa. Y la verdad que estaba linda la casa de Luciana, siempre había tenido buen gusto.

— Tu casa es hermosa Luciana — solté como cumplido.

Al llegar al salón divise varios rostros entre ellos algunos conocidos y otros de... ¡Tomás!

En mis adentros odiaba a Luciana por meterme en este lio. Pero tampoco quería tener mentalidad de cría así que decidí hacer como si nada.

— Hola — sonreí de oreja a oreja.

Tomás estaba más guapo por que estaba más mayor. Estaba repeinado hacía atrás, llevaba una camiseta de botones y un pantalón de vestir. Bastante arreglado para ser Tomy.

Su cara también cambió tenía las facciones que siempre resaltaban de el pero más de adulto. Se notaba que pasaron cinco años desde que no nos vemos.

Sentí su mirada de arriba a abajo. Pero sus expresiones me chocaron se veía más, como decirlo... ¿Maduro?

— Kata estás echa toda una mujer — río Mauro a mi lado — Cuanto tiempo sin verte.

— Hola Mauro — volví a sonreí.

— ¿Te olvidaste de los Barderos o que onda?

— Estoy muy liada ya sabes — me senté en el sofá ya que me ofrecieron hacerlo — Los negocios son complicados, pero me gusta no sé.

— Esta bien.

{...}

Tomás no dijo ni una palabra desde que entre por la puerta. Estaba callado en una esquina con un vaso de whisky en la mano. No buscaba escuchar al resto, simplemente daba circulo con la copa y de vez en cuando le daba un buche.

— Ahora vengo, voy a salir un momento a afuera — me excuse — Voy a ir a ver si el kiosko anda abierto.

En realidad necesitaba fumarme un cigarrillo. No quería que nadie supiese que fumaba. No por nada, sino por que siempre había la posibilidad de que Alejo se enterase.

Me fui una cuadra más a delante a un parque, necesitaba estar algo lejos. Desde que se entero Alejo que fui a una fiesta no me para de recordar mi error.

— Desde cuando fumas Kati — su voz, la voz de Tomás.

— Desde hace un tiempo Tomy — solté un poco de ceniza al piso.

Se sentó a mi lado a mi banco. Lo mire a los ojos en ese momento, volví a sentir ese... ¡Kata por dios estás prometida!

— ¿Como te va la vida Tomás? — le di una seca al cigarrillo.

{...}

Mariposas • CRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora