Si hubiera tenido mi "Felices para siempre"

Capítulo 3

     Problemas

Había sufrido de insomnio por largos años, raíz de la muerte de Marcus y mi condena. Se que hubo un momento en el que incluso perdí mi mente a raíz de la falta de sueño, por lo cual, en cuanto me recuperé, lo difícil fue despertarme cada vez que me quedaba dormida. Para mí era un proceso en el cual duraba varios minutos reaccionando, y dándome cuenta que estaba despierta, eso aún sin abrir los ojos. Levantar mi cuerpo de la cama, ya era otro asunto.

No estaba apegada a un horario rutinario para despertar. Comenzaba mi día en el momento que me sentía lo suficientemente descansada, fuera la hora que fuera.

Debido a eso Evelyn y Violette tuvieron el agotador trabajo de despertarme el día que comenzaría clases.

No entendía eso de un horario fijo de llegada, y la verdad creo que no me iba a llevar muy bien con eso.

Cuando logré levantarme, ambas mujeres me miraban  agotadas, muy agotadas, para apenas ser las 6:30 de la mañana.

—Gracias—susurré mientras me encerraba en el baño.

Al terminar de arreglarme el uniforme, ya me encontraba con algo de energía. Aunque sinceramente podría desaparecer ante lo horrendo de la ropa.

No entendía eso de obligar a los jóvenes a cargar prendas tan incómodas, y muy poco geniales, por tantas horas.

Cuando consideré que ya estaba lo suficientemente presentable, tomé mis cosas y bajé. Ya todos se encontraban desayunando, la única que faltaba era yo.

—Buenos días—saludé mientras tomaba asiento junto a Tobyas.

Me serví un vaso de jugo de naranja y escogí unas tostadas.

—¿Preparada para el día de hoy, señorita?— preguntó Violett mientras me pasaba la mantequilla.

—Si, creo. Pienso que no va ser tan difícil.

—¿A que te refieres exactamente con “difícil”?— ante la pregunta de Tobyas me encogí de hombros.

—Todo, digo, ¿que tan difícil puede ser estudiar?

—Considerando que nunca lo has hecho…mucho—respondió Evelyn.

—Y no hablemos de tu letra.— ser burló el menor.

Intente darle un golpe pero el me esquivó.

—Yo creo que lo hará bien, la señorita Saraí es una de las personas más inteligentes que conozco— me defendió Violette.

—¡Al fin! Alguien que sabe reconocer mis conocimientos.

—Yo nunca he dudado de tu inteligencia.— alegó Evelyn—. Dudo de tu desenvolvimiento como joven estudiante.

—Eso sin contar que solo va para poder ver a su ex y acosarlo.— señaló el menor.

—¡No lo voy acosar!— me defendí. Pero sabía que el tenía algo de razón.

—Solo espero que no te vuelvas a caer luego de verlo— se burló Evelyn.

—Son de lo peor.

Ellos rieron, y yo termine uniéndome a ellos, pese a que se estaban burlando de mí.

George se encargó de llevarnos a Tobyas y a mi al instituto. Y durante todo el camino, el menor intentó enseñarme lo básico del movimiento social que se daba en estos lugares. En resumen, esto era como una corte. Sobrevive el que tiene más poder, no incluye ninguno personal que trabaje en el edificio, ni tampoco a la directora y los administrativos. En este mundo, los alumnos eran los poderosos, con aires de grandeza superior que ellos mismos; y una insana necesidad de humillar al  que consideraban estaba por debajo de ellos.