¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
CHAPTER NINE demasiado a la ligera
SU MENTE SE AFERRÓ A LAS PALABRAS DE GREER A PESAR DE QUE YA HABÍAN PASADO UNOS DÍAS, SIN SOLTARLAS MIENTRAS HUNDÍA SUS GARRAS MÁS PROFUNDAMENTE EN LA FRASE Y SU POSIBLE SIGNIFICADO. Su interminable curiosidad estaba tan encaprichada con ese pequeño dato que lo estaba cambiando todo, abriendo una gran lata de gusanos que no le estaba gustando precisamente abrir porque todo se estaba complicando un poco más y ese mal presentimiento que tuvo cuando puso sus ojos en Alistair por primera vez estaba ganando algo de credibilidad y esto se estaba convirtiendo en algo mucho más grande que el hecho de que no le gustaran las flores y viviera en un frío castillo.
Algo estaba pasando, eso era obvio, incluso más de lo que había sido antes, porque no era como si esa parte nunca hubiera sido sutil, pero ese algo se estaba volviendo mucho más aterrador y ella no estaba segura de si romper el matrimonio cuando había malas intenciones por parte de Alistair como que confirmaba ahora lo que podría perjudicar a su tía. Y, bueno, durante todo este proceso, tratando de encontrar el plan perfecto para romper su matrimonio, Morgan en realidad nunca quiso hacer daño a su tía Helen.
Sólo un poco de angustia como la que había sufrido antes, pero nada más que eso. El desengaño no le dolería mucho y Morgan era lo bastante mayor como para entenderlo todo ahora y podría estar allí y cuidar de su tía durante ese tiempo de dolor, y estaría bien porque se había recuperado mejor que nunca después de sus otros dos matrimonios, así que ¿por qué tenía que ser esto diferente?
Pero ahora dudaba un poco, porque algo oscuro estaba pasando y ya no estaba segura de que fuera seguro. Sin embargo, si era malo y peligroso, eso era aún más razón para alejar a su tía y a ella misma de Alistair y de las garras y los ideales de la familia Ainsley que él tenía. Así que el plan no se canceló, y ella iba a acabar con aquel matrimonio aunque la matara, porque su tía se lo merecía.
De todas las personas que Morgan conocía, Helen Lee se merecía un final feliz. Se merecía un buen final y un lugar más dulce donde vivir y la mejor maldita vida que la vida pudiera darle, no esos interminables desengaños y usos como estratagema en un juego mayor con un hombre peligroso. Se merecía algo bueno y feliz, así que Morgan iba a dárselo, pasara lo que pasara.
Al fin y al cabo, era lo menos que podía hacer después de que Helen Lee –que bajo ningún concepto quería tener hijos– acogiera a su jovencísima sobrina tras la muerte de sus padres. Al diablo con sus sentimientos sobre los niños y su deseo de nunca criar uno, Morgan la necesitaba así que se convirtió en madre, criándola con la mejor moral que pudo y manteniéndola siempre feliz, entregando su vida y sus deseos porque Morgan la necesitaba más.
Respetaba tanto a su tía porque sabía que era testaruda, sabía que no hacía nada que no quisiera, y Helen definitivamente no quería criarla, pero lo hizo de todos modos. Morgan era egoísta, y Helen era desinteresada, y ella quería mucho a su tía por ese rasgo y deseaba tenerlo, y tal vez esto era sólo su intento de ser como su tía y al mismo tiempo devolverle el favor. Si pudiera sacar a Helen de ese matrimonio precario y llevarla con alguien que realmente la mereciera, Morgan se sentiría mejor por todos los sacrificios que Helen había hecho por ella.