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Jihyo y Tzuyu habían llegado a una cafetería cerca de la universidad después de huir como dos amantes cuyo amor es prohibido. El tiempo que transcurrió desde que ocuparon una mesa hasta ahora lo pasaron en silencio teniendo de compañía el ajetreo de las personas a su alrededor.

Los pedidos que ordenaron ya se encuentran frente a ellas; mientras Tzuyu tiene un capuchino aún sin tocar, Jihyo sorbe su frappe de oreo con tanta tranquilidad que sorprende, pues pareciera que no tiene la mirada endurecida de la taiwanesa sobre ella, y sumando sus brazos y piernas cruzadas mostrando un porte intimidante, Tzuyu podría doblegar a cualquiera que tuviera en frente.

A cualquiera, menos a Park Jihyo.

—Entonces...

—Entonces, ¿qué? —la forma indiferente con la que actúa Jihyo ante la situación logra desesperar a su contraria: ¿acaso no dimensionó lo qué hizo?

—¿No me pedirás una disculpa por esto? —señala con su pulgar el gran ramo de rosas que ocupa la silla a su lado. Jihyo, quien se encuentra al otro lado de la mesa, suelta una risa por lo ridículas que suenan sus palabras.

—¿Por qué lo haría? ¿Acaso no fue un lindo detalle? —la sonrisa ladina hace que una vena salte en la sien de Tzuyu: «¿me está provocando?».

Tzuyu no sabe como explicarle a Jihyo que su ingenioso plan —notese el sarcasmo— no fue para nada gratificante como ella lo cree. Aunque, eso sí, no puede contradecir que aquello sumó puntos a su farsa cuando la mitad de sus compañeros observaron el espectáculo catalogado por Tzuyu como la "vergüenza del año". La menor no pudo soportar tener la mirada curiosa de todos sobre ella, así que cuando apareció Jihyo de sorpresa preguntándole que le había parecido todo, Tzuyu no lo dudó y se la llevó lejos hasta terminar en este lugar.

—No te diré que me parece lindo y que no de tu "gran" detalle —rueda los ojos antes de llevar a su boca una de las galletas que pidieron como aperitivo.

—Si fue lindo o no para ti, al menos espero un agradecimiento por el esfuerzo —se inclina hacía Tzuyu al recargar sus brazos en la mesa—. A diferencia de ti, en vez de recibir flores, lo único que consigo son rumores falsos de mí en Twitter —Tzuyu se atraganta con la galleta al escuchar el reclamo de Jihyo que no se hizo esperar.

«No perdió tiempo en echarmelo en cara». Tzuyu tose observando a la coreana recargarse en su silla portando una expresión victoriosa: claramente le divierte todo esto.

Es por esa razón que Tzuyu se mostró sorprendida de ver a Jihyo en su universidad con un ramo de flores para ella. Al no recibir disculpas directas, la menor pensó que estaba enojada y lo que menos buscaba sería verla (con mucha razón). Así que encontrar a Jihyo haciendo tal acto hizo que Tzuyu no supiera describirla si como alguien gentil que puede llegar a perdonar todo o una persona cruel que disfruta hacer sentir mal a los demás realizando ella buenas acciones.

—¿Sabes? Pudiste haberme preguntado a mí antes de pedir la opinión de desconocidos en internet —prosigue.

—Respondeme algo, Jihyo: ¿tú le preguntarías a tu pareja sí te es infiel? —el tono de Tzuyu viene cargado de incredulidad debido a lo ingenua que llegó a escucharse diciendo aquello.

—Eh... ¿sí?

«Es tonta». Tzuyu niega con su cabeza a la par que suelta un suspiro decepcionada: esperó más viniendo de ella.

—Aunque, seamos sinceras, no tendría que hacerlo porque ¿quién me engañaría? Soy genial.

«No, no es tonta, es egocéntrica». Tzuyu hasta perdió el ánimo de seguir discutiendo después de oírla.

our lie ⌗ jitzuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora