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Jungeun había perdido la noción del tiempo mientras trabajaba en la oficina. Las horas se habían esfumado y, cuando finalmente terminó, el cielo estaba oscuro como la tinta. Agotada, se dirigió al estacionamiento, pero se detuvo en seco al darse cuenta de que su coche no estaba allí.

Un ligero pánico hizo eco en su pecho mientras recordaba que había prestado su vehículo a Haseul, para asuntos personales. Suspiró, resignada a caminar hasta casa en lugar de llamar a un taxi. Necesitaba un poco de aire fresco para despejar su mente después de un día tan estresante.

Al salir del edificio, el viento nocturno acarició su rostro, trayendo consigo un ligero escalofrío. La imagen de Jinsol parada frente al edificio, fumando un cigarro y apoyado en su auto, se grabó en su mente. A pesar del cansancio y de todas las razones por las que Jungeun debería alejarse de Jinsol, una parte de ella encontró aquella escena atractiva.

Jungeun intentó apartar esos pensamientos. Bajó la mirada y dirigió su camino hacia la acera, dispuesta a buscar un taxi. Sin embargo, justo en ese momento, Jinsol dejó caer su cigarrillo y lo apagó con la suela de su zapato. Se acercó a Jungeun con una sonrisa cautivadora.

- ¿Necesitas que te lleve a casa? - ofreció Jinsol en voz baja, con una mirada intensa que descolocó a Jungeun.

El corazón de Jungeun empezó a acelerarse, tentada por la idea de aceptar la oferta. Pero ella sabía que se estaba adentrando en terreno peligroso.

- No, gracias. Estoy bien, llamaré a un taxi. - respondió rápidamente, tratando de disipar la tensión en el aire.

Jinsol asintió con un gesto comprensivo, pero hubo una chispa de decepción en sus ojos.

- Como quieras. Pero si cambias de opinión, estaré aquí. - dijo, apuntando con su dedo hacia la parte trasera de su auto.

Jungeun se sintió afligida, esperaba otra reacción de la mayor. Sabiendo que a lo mejor estaba traicionando a lo que se propuso nunca más hacer, relacionarse con Jinsol, culpó al cansancio y detuvo a Jinsol antes de que está entrara a su auto, y aceptó su oferta.

Las dos se encontraban juntas en el auto, con un silencio incómodo entre ellas. Sin embargo, Jinsol no pudo contener su curiosidad y rompió el silencio.

- Oye, Jungeun, me has dejado pensando... ¿qué pasó con el hombre con el que te fuiste en el restaurante? - preguntó Jinsol con intriga en su voz.

Jungeun desvió la mirada. Decidió preservar su privacidad y no entrar en detalles de su vida personal.

- Prefiero no hablar de eso en este momento- respondió en un tono suave pero firme.

Jinsol asintió, respetando la decisión de Jungeun, y decidió cambiar de tema. Comenzó a hablar sobre los objetivos de su fundación y explicó por qué necesitaba desesperadamente la ayuda de Jungeun. Sin embargo, notó que Jungeun parecía cansada y distraída.

- Oye, ¿estás bien? - preguntó Jinsol con preocupación mientras conducía.

Jungeun bostezó suavemente y se echó hacia atrás en el asiento, sintiendo cómo sus ojos se cerraban lentamente. Intentó responder a Jinsol, pero las palabras se desvanecieron en un susurro mientras su sueño la envolvía.

Cuando Jungeun finalmente despertó, se encontró cubierta con el saco de Jinsol, que le servía como una cálida manta improvisada. Miró a su alrededor y se dio cuenta de que no estaban cerca de su casa. En cambio, estaban estacionadas frente al río, con música relajante sonando suavemente en el auto.

Jinsol estaba de pie afuera, fumando tranquilamente mientras disfrutaba de la brisa nocturna. Al ver que Jungeun había despertado, se acercó al auto y abrió la puerta para dejar escapar el humo.

- Lo siento por no llevarte a casa, Jungeun. - dijo Jinsol con una suave sonrisa - Pensé que podríamos disfrutar de un momento de tranquilidad aquí, lejos de todo el bullicio de la ciudad.

Jungeun se frotó los ojos, aún adormilada, pero no pudo evitar sonreír ante el gesto de Jinsol. Aunque las circunstancias eran inesperadas, encontrarse junto al río, escuchando música relajante, le brindaba un sentido de paz que no había experimentado en mucho tiempo.

Se unió a Jinsol observando las tranquilas aguas del río. Un silencio incómodo se instaló entre ellas mientras ambas lidiaban con los recuerdos y las emociones que afloraban. Finalmente, fue Jinsol quien rompió el silencio.

- Jungeun, ¿cuándo dejarás de fingir que eres una mujer de acero? Somos adultas ahora, deberíamos dejar de jugar a ignorarnos. - dijo Jinsol con voz firme.

Las palabras de Jinsol hicieron que Jungeun apartara la mirada, sintiendo una mezcla de emociones dentro de ella. Aunque quería negarlo, sabía que Jinsol tenía razón. Había construido una fachada de fortaleza para protegerse de las heridas del pasado, pero en el fondo, anhelaba la cercanía de Jinsol.

- No lo hago porque quiero, Jinsol. - respondió Jungeun con un tono de voz tembloroso - Lo que pasó entre nosotras en el pasado... Aún no lo he olvidado por completo.

Jinsol suspiró, pasando una mano por su cabello mientras lo contemplaba con preocupación.

- Jungeun, encadenarse al pasado es una desventaja. Debes aprender a disfrutar de la vida y dejar que lo malo quede atrás, solo así podrás crecer.

Las palabras de Jinsol hicieron brotar un sentimiento de enojo en Jungeun. ¿Cómo podía Jinsol hablar con tanta ligereza sobre el dolor que había experimentado? Parecía no entender lo profundamente que había afectado a Jungeun.

- No entiendes, Jinsol. - respondió Jungeun, con un tono de voz cargado de rabia contenida - Para mí, aquellos momentos fueron los peores de mi vida. No puedes simplemente desestimar el dolor que he soportado.

Jinsol bajó la mirada, visiblemente afectado por las palabras de Jungeun. Comenzó a comprender que sus palabras, desde su perspectiva, habían sido insensibles. Se arrepintió de haber minimizado el sufrimiento de Jungeun.

- Lo siento, Jungeun. No fue mi intención restarle importancia a lo que pasaste. - dijo Jinsol sinceramente - Solo quiero que encuentres la felicidad y dejes de vivir anclada al pasado.

Jungeun se tomó un momento para procesar las disculpas de Jinsol. Aunque su corazón aún estaba lleno de dolor y resentimiento, sabía que tenía que encontrar una manera de avanzar.

- No sé si alguna vez podré dejar completamente atrás todo lo que ocurrió, Jinsol. - admitió Jungeun con sinceridad - Pero prometo que intentaré aprender de ello y no permitir que me defina. Necesito tiempo y espacio, pero quiero intentarlo.

Jinsol asintió, mostrando comprensión hacia las palabras de Jungeun. La complicidad entre ellas comenzó a resurgir lentamente, como una llama que se niega a apagarse por completo.

El río seguía fluyendo, llevándose consigo los recuerdos del pasado. Jungeun y Jinsol se miraron, sabiendo que aún tenían mucho por resolver y sanar, pero también conscientes de que el tiempo y la paciencia serían sus aliados en este proceso.

Jungeun sabía que no sería fácil dejar de lado el dolor que la atormentaba, pero en ese momento, en medio de la calma del río, estaba decidida a tomar las riendas de su vida y encontrar la felicidad que tanto anhelaba.

Esa noche, Jungeun se dio cuenta de que no solo estaba huyendo de su pasado, sino que también estaba luchando contra sus propios deseos y emociones. Era una batalla interna que amenazaba con consumirla, y sabía que debía enfrentarla de una vez por todas.

Lipstick [Lipsoul]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora