3

87 9 0
                                    


Jungeun se levantó de su mesa, con destino al baño. Mientras se acercaba a su destino, sus ojos se posaron en una mesa cercana. Allí se encontraba Jinsol, compartiendo una cena íntima con su esposo. Jungeun apenas pudo contener una sonrisa traviesa.

Sin perder tiempo, Jungeun ingresó al baño y se acomodó frente al espejo. Mientras se refrescaba, escuchó el suave deslizamiento de la puerta y volteó la mirada. Jinsol había decidido seguirla y ahora estaban solas, encerradas en un ambiente silencioso.

Jungeun, con una ceja ligeramente alzada, observó a Jinsol mientras esta retocaba su labial. El gesto serio de Jungeun dejaba claro que había algo más en su mente. Jinsol, sin embargo, rompió el silencio al soltar una risa suave y apartar la mirada del espejo para encontrarse con los ojos inquisitivos de Jungeun.

- Hace tiempo que no te veía por Corea. - dijo Jinsol con una voz suave pero llena de complicidad. - Pensé que te habías establecido en Canadá por más tiempo. - La curiosidad brillaba en sus ojos.

Jungeun se mantuvo enigmática y respondió con calma: - Las circunstancias cambiaron después de la muerte de mi padre. Ahora me he convertido en la heredera del negocio y he regresado.

Hubo una pausa tensa antes de que Jinsol respondiera, su voz llena de sorpresa y alivio.

- Oh, lo siento mucho por tu pérdida. No tenía idea de porqué habías regresado.

Jungeun finalmente encontró el valor para levantar la mirada.

- No te preocupes, no es algo de lo que me gusta hablar.- respondió, su semblante mostrando una mezcla de tristeza y determinación.

La revelación de Jungeun hizo que Jinsol se inclinara ligeramente hacia adelante, mostrando un cosquilleo de interés.

- Entonces, ¿trabajaremos juntas?- preguntó Jinsol con voz suave, casi como si ya conociera la respuesta.

Jungeun, sin embargo, decidió sorprenderla. Con un toque de ironía en su tono, corrigió: - Trabajaré contigo, pero más importante aún, trabajaré con tu marido. Recuerdo bien que tú dejaste de trabajar hace años para cuidar a tu hija.

La expresión de Jinsol cambió en ese momento. Se acercó aún más a Jungeun, enfrentándola con la mirada.

- ¿Estás enojada?- preguntó en voz baja pero desafiante.

Jungeun bufó ligeramente, tratando de ocultar la tormenta de emociones que se agitaba dentro de ella.

- No, no estoy enojada. - respondió con desdén. Sin embargo, Jinsol no pareció convencida.

- Sí, parece que estás enojada - dijo Jinsol, su tono de voz lleno de insistencia.

El comentario de Jinsol hizo que los recuerdos del pasado inundaran la memoria de Jungeun. Las risas compartidas, los momentos de complicidad y el dolor de la separación se agolparon en su mente, amenazando con desbordarse.

En su interior, Jungeun anhelaba decirle a Jinsol cuánto la había extrañado, cuántas noches había deseado que las cosas fueran diferentes entre ellas. Sin embargo, controlando sus emociones, Jungeun decidió guardar ese secreto más profundo en el rincón más oscuro de su corazón.

Sin una palabra más, Jungeun salió del baño, dejando a Jinsol atrás.

Al buscar su bolso vió al caballero con el que anteriormente compartió miradas, y hechó un último vistazo a la mesa de Jinsol, asegurándose de que la vea yéndose con aquel hombre.

Lipstick [Lipsoul]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora