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Way Down We Go sonaba a todo volumen en el auto mientras el viento acariciaba mi rostro por las ventanas abiertas

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Way Down We Go sonaba a todo volumen en el auto mientras el viento acariciaba mi rostro por las ventanas abiertas.

No eran ni las 8 pasadas de la tarde, pero se sentía una tranquilidad increíble; solamente éramos el viento invernal de diciembre, Kaleo, Owen y yo.


El rubio a mi lado se mantenía tranquilo cantando las canciones en aleatorio de nuestra playlist, con una mano en el volante y la otra entrazada con la mía acariciándola. Nuestro destino era desconocido para mí, pero por el camino deducía que íbamos en camino hacia el bosque.

[🌧️🌧️]

Las canciones cambiaban conforme los minutos pasaban, hasta que en los coros de Sweater Weather, Owen estacionó el auto y me invitó a bajar.

«Adiviné» pensé al ver los grandes árboles y la naturaleza a todo su esplendor con el brillo invernal.

Con las manos entrelazadas nos adentramos oyendo el sonido del viento pasar por entre las hojas de los árboles y a uno que otro animal correr a nuestros pies. La luna llena brillaba a todo su esplendor en lo alto del cielo nocturno, ni siquiera se podían apreciar con claridad las estrellas, pues la opacaba con facilidad.

El sonido del agua corriendo se empezaba a oír con claridad conforme nos acercábamos al lago. Cuando se vio creí que nos detendríamos, pero para mi sorpresa nos pasamos de largo.

—¿A dónde vamos?

—Paciencia —pidió con una risita.

—Ya no puedo —me quejé—. Creo que ya no me gustan las sorpresas.

—Una lástima —se encogió de hombros con una sonrisa de medio lado—, está seguirá siendo una sorpresa.

Seguimos caminado unos minutos más hacia el corazón del bosque sin la menor idea de que buscaba el rubio.

—Por aquí, Lor —soltó mi mano y caminó al frente entre unos arbustos—. Espera, creo que nos perdimos.

Un escalofrío me recorrió el cuerpo a la posibilidad de perdernos en la nada.

—Ven —pidió—. No te separes de mí.

—Pensé que sabías a donde ir —me burlé.

Me miró de reojo con una sonrisa en los labios antes de abrazarme por sobre los hombros.

—Claro que lo sé —habló con un tono de superioridad—. Ya llegamos.

Giré en mi propio eje e inmediatamente reconocí el lugar.

¿Cómo pude haber olvidado la existencia de este lugar?

Un puente de madera se extendía por lo largo del bosque alumbrando su camino con miles de luces de navidad doradas.

—Ven —susurró mi novio muy cerca de mi oído.

Volvió a entrelazar nuestras manos e hizo que caminara de manera rápida, casi corriendo, por el puente hasta estar en uno de los centros de él.

Con la respiración agitada me dediqué a inspeccionar el lugar con vista. Lo brillante de la luna junto con las luces de navidad hacía que la neblina casi no fuera una molestia visual y a pesar que fuera de noche, se podía apreciar el verde de la naturaleza.

Volteé a ver a Owen y él ya me estaba mirando, por lo que mis ojos cafés se toparon con el verde de los suyos.

Apruebo la vista.

—Te dije que sabía a dónde íbamos.

Sus brazos rodearon mi cintura y me acercó a él, instintivamente rodeé su cuello con los míos e hice que nuestros labios se rozaran.

A esta distancia podía observar más el tono de verde y podía confirmar lo que había pensado la primera vez que los tuve a esta distancia.

Sus ojos eran tan verdes que te recordaban a un bosque, de esos que eran tan atrayentes y que podías perderte fácilmente en ellos. Justamente un bosque como este.

Ojalá jamás olvide esos ojos.

Owen pasa uno de sus dedos quitando un mechón de mi cabello que me obstruía un poco la vista, su mirada bajó hasta mis labios e inmediatamente copié la acción antes de que terminara con la distancia empezando con un suave beso.

Owen me gusta tanto...

Todo saldrá bien, me dijeron que el final está cerca

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Todo saldrá bien, me dijeron que el final está cerca. 

LloviznaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora