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Tiene que ver repetidas veces el reloj que está en la pared para no aburrirse mientras puede escuchar asu madre hablar por teléfono, talvez alguna de sus amigas intentado convencerla para salir o algo por el estilo.
Posiblemente ir alguna fiesta, emborracharse y llegar a cualquier hora que se le pegue la gana.

En cambio su padre, no lo ha visto desde ayer, y se alegra por eso, no quiere escuchar una de sus largas pláticas dónde le dice que algún día toda las riquezas de la familia Gojo estáran asu cargo, cosa por la cual tiene que empezar a tomarse enserio su vida.

Soltando un suspiro se levanta de la silla, talvez una comida afuera le haga sentir menos presionado, no dice nada cuando se va, sabe que no obtendrá alguna respuesta. Solamente sale de su casa, lleva unos pantalones cortos y una camiseta negra, será rápido, pedir comida y talvez largarse a cualquier parque para comer y reírse de la gente y sus alborotos.

Quiere algo dulce, talvez curry dulce con manzanas y con mucha miel le quite su hambre.

La luz del opaco sol que ya muestra un atardecer le irrita los ojos, no sabe dónde quedaron sus gafas, talvez debajo de su cama, o en alguna parte de su habitación. Trata de tomar los lugares con más sombra para evitar un poco los rayos del sol contra sus ojos.

Ahora que lo recuerda, hay un buen puesto de comidas dulce en Shibuya, si apresura el paso puede llegar antes de que cierren.
Sonríe para si mismo, está cerca de su destino, no era como si le quedara tan lejos, después de todo, es hijo de una de las familias más reconocidas del lugar y es necesario tomar en cuenta los lugares donde se alojan los del Clan Gojo. Ijichi un trabajador y ayudante de la familia Gojo, le repite varias veces lo que es necesario presentar para la familia. Casi siempre lo ignora o solo termina aburriendose y por largarse a otro lugar.

— ¿Cuando será su cumpleaños? — Se pregunta mentalmente mientras da paso al pequeño y acogedor lugar de dulces tradicionales. Lo primero que hace es ver los dulces y diferentes postres a través de las vitrinas de cristal. Hay una señora mayor de edad en el mostrador que le da la bienvenida amablemente.

Ordena un montón de cosas dulces, servirá para llenar su paladar.
La amable señora le pide que tome asiento mientras ella ordena su pedido, sin reniegos a algo por el estilo hace caso. Aunque sigue pensando en el Omega azabache algo más llama su atención por un momento.

Una persona que acaba de ingresar al lugar, desprende un olor a Sándalo y a tabaco. Disimula un poco cuando se da cuenta que tiene la mirada pegada a el.

Es alto y delgado, lleva unos pantalones negros junto una camiseta negra, su cabello es largo y está dividido en tres mechones su rostro se muestra palido que resalta un poco sus ojos.

Raro. Piensa Satoru. Pero vuelve a los pensamientos que tiene antes mientras espera tranquilo.
El tipo es un alfa, se nota en el aroma. Pero no le interesa, es otra persona igual al resto.

— ¡Kanami-san! — exclama el tipo llamando la atención de la señora y de Gojo. — Vengo por mi pedido. — Le sonríe mientras reposa sus manos en el mostrador.

— Mahito, enseguida lo traigo solo termino con esta pedido. — Le dice la señora, lo que hace que "Mahito" solo asienta.

Satoru parece concentrarse más en sus pensamientos que en su alrededor. Oh es así hasta que escucha algo que le interesa.

— Estoy seguro que a Geto le encantarán los dulces, después de todo están hechos por la persona más amable que conozco. — Dice lo suficientemente fuerte como para que la señora escuché del otro lado, y para que también el logré escuchar.
Mahito se sienta en una mesa que está adelante de el.

𝘽𝙪𝙙𝙙𝙮! • 𝘚𝘢𝘵𝘰𝘚𝘶𝘨𝘶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora