Capítulo 23.

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Gretha y Cirse habían esperado a las recién esposas en el aeropuerto, las recibieron a ambas con un abrazo lleno de alegría y amor.

Volvían a sus vidas cotidianas después del sueño que fue su luna de miel.

-Las extrañé muchísimo- susurró Cirse, verlas después de un mes la llenó de nostalgia, si su voz se elevaba un poco más terminaría llorando.
Ambas la abrazaron nuevamente.

Laurie abrazó a su hija, no se había separado de ella tanto tiempo desde el momento en que cruzó la puerta de su antiguo hogar convertida en su hija.

Para Larissa había sido una sorpresa la emoción que le causó ver a Cirse, nunca tuvo ese "instinto materno" antes de ella, todo era diferente ahora. En ella crecía el anhelo y la esperanza de poder ser madre acompañada de Laurie, de poder regalarle a Cirse un pequeño ser que llamaría "hermano".

Al llegar a casa Cirse intentó cubrir los ojos de Larissa, ella sonrió divertida.

-Mami- dijo haciendo puchero, Larissa volvió a sonreír, esta vez cargada de añoranza. Ella la llamaba "mami" con tanta ternura. Reconocía el amor que Cir era capaz de sentir pero considerarla su madre era algo importante, y ella deseaba ser digna de ese título.

Se agachó permitiéndole a la joven cubrir sus ojos, tal como Gretha hizo con su hija.
Arthur abrió la puerta sonriéndoles aunque no pudieran verlo.
Se encargó de guiarlas a la terraza donde ambas soltaron poco a poco al matrimonio.

-Esperen, no abran sus ojos todavía- pidió Gretha mientras veía a Cirse extender sus palmas.
El frío se hizo presente, la piel de Laurie se estremeció de inmediato.

-Pueden abrirlos- dijo Cirse. Poco a poco sus ojos fueron abriéndose.
Admiraron el clima que Cirse había provocado, una capa ligera de nieve cubría el césped y los copos seguían cayendo, Arthur que estaba tras ellas las abrazó a ambas.

-Arthur- Laurie se abrazó a él, Larissa sonrió y se unió también.

-Mis niñas hermosas- susurró abrazándolas a ambas. Esas dos mujeres le daban toda la felicidad que necesitaba, eso aunado a ser el padre de Cirse era como un tesoro.

-Les preparamos un picnic para celebrar su matrimonio, y su regreso... claro está. Las extrañamos mucho- dijo tomando sus manos.

-La pasamos increíble en el viaje pero siempre los extrañamos también- dijo Larissa.

Larissa se veía envuelta en un manto de amor y ternura, le parecía imposible verse casada con la única mujer que había amado toda la vida, ahora despertaba a su lado.

La observó con detenimiento, su corazón latía por Laurie, eso estaba claro. No quiso despertarla, aún era temprano, y aunque deseaba quedarse en cama con ella, Nevermore la necesitaba.

Laurie no sintió la huida de Larissa. Despertó ya muy tarde y se avergonzó por no besar los labios de Larissa para desearle un buen regreso al instituto.
Se levantó y fue directo a la cocina. En el refrigerador había una nota de Larissa, había pintado un beso en el papel.
Laurie besó la hoja, justo donde Larissa había dejado sus labios. Después la abrió.

"Mi amor
Te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo.
Nos vemos en unas horas"

Sonrió de lado a lado, enamorada hasta los huesos de su esposa. Añoraba, ansiaba el regreso de Larissa, deseaba tenerla frente a ella y besarla completa.

-No puede hacer todo usted sola, es lo que debe entender- dijo Larissa tratando de controlar su enojo. Había olvidado lo problemática que Wednesday Addams era.

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