Isabella tragó saliva, después del problema con Laurie sabía que iba a ser sumamente difícil llevar noticias sobre la recuperación de Larissa, aún más siendo ella su médico encargada.
-Isabella- el jefe de cirugía la llamó, esta se detuvo y le hizo frente. -¿Cómo están los estudios de Larissa?-
-He mandado a un internado a buscarlos, no quiero hacer nada sin antes tener los resultados-
-Si Larissa está en un estado vegetal... tendrás que informales tú... y eso solo ha sido por tu capricho de ser parte de esas personas-
-Por supuesto que Larissa no está en un estado vegetal, usted debería saberlo, ella responde a los estímulos... tampoco creí que dudara de mi excelencia como médico-
-Y no lo hago... es solo... que estás muy cerca de esas mujeres, Isabella. Ellas son muy diferentes a nosotros, y aquí se les ve como... bichos raros-
-Me parece que sus palabras no son las adecuadas, Doctor Lestom. Sin embargo haré como que no las mencionó y seguiré sintiendo el mismo respeto por usted-
El doctor arrugó el entrecejo. Isabella pasó a su lado y el doctor tomó su brazo.
-Sé que fuiste tú quien le donó sangre a Larissa Weems... si pudiste hacerlo es porque...
...porque así se dió- interrumpió Isabella un poco hostigada, safandose de su agarre de inmediato. -He tratado de mostrarles a todos aquí que mi estancia es para hacer un buen equipo, pero que no se le olvide... doctor- dijo con ironía. -Que si estoy aquí el pueblo y usted tienen mayor reconocimiento, no le debo absolutamente nada, y si estoy al tanto de Larissa es porque sé que el medico que dejó encargado de su bienestar es un...- se controló un poco. -Un peregrino que odia a los excluidos-
-No le permito...
-Además... recuerde que aquí... el hospital y todo JERICÓ dependen de Larissa Weems- siguió caminando, cerrando sus ojos y aflojando sus maxilares, no se había dado cuenta del intenso cólera que le había provocado.
Cirse que estaba cerca pudo escuchar la conversación. Deseaba intervenir pero al oír como Isabella le hacía frente a ese hombre supo que todo estaba bien y no era necesario.
Isabella había sido la donadora de Larissa, eso era lo que importaba. No entendía cómo, ni porqué pero lo único que necesitaba en ese momento era agradecerle.
Regresó a la sala de espera, Laurie tenía un vaso de café sobre su vientre, sus ojeras eran demasiado visibles, era un tormento verla en ese estado, ella que siempre fue un sol en su vida. Se sentía impotente porque no podía hacer nada por ella, sabiendo a la perfección que lo único que podría hacerle bien en ese instante era Larissa.
-Mami- se inclinó ante ella, quitando el vaso. -No puedes tomar cafeína- se sentó sobre la mesa, Laurie sonrió de medio lado.
-Es descafeinado amor, además... no quiero dormir-
-Tienes que hacerlo- acarició su mejilla. -Mami Larissa estaría muy decepcionada si supiera que no te estás cuidando-
-Cuando Larissa esté recuperada, dormiré días enteros- dijo sonriendo. Cirse la abrazó de lado.
Isabella había recibido los estudios de Larissa, donde sus teorías eran ciertas, Larissa estaba completamente bien y eso le daba el permiso para avisarles a ls mujeres en la sala de espera.
Puso su mejor sonrisa, a sabiendas del bienestar de su hermana.-¿Qué hace usted aquí?- cuestionó Laurie de inmediato. Aún las palabras de Isabella estaban en su mente, clavadas en ella como si las repitiera una y otra vez.
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Devotion
Fanfiction¿El amor acaba cuando dejas de verme, cuándo no estoy contigo? ¿El amor termina después de muchos años? Y sí es más que amor lo que siento, debe ser más poderoso, lo que va más allá de lo visible, debe ser devoción.