Capítulo 5.

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Laurie no deseaba esperar más, tenía que comunicarle su decisión a sus padres. Aunque sabía que iba a ser difícil para ellos, no quería esconder su relación con Larissa.

Ella no lo merecía.

Los había llamado la noche anterior y sabía que la única forma en que ellos vendrían era diciéndoles la verdad. Sus padres tomaron el Jet esa misma noche y ahora estaban frente a la puerta de su habitación en el hotel.
Tomó un gran respiro, cerrando sus ojos por un segundo visualizando la sonrisa de Larissa.

Era su fuerza.

Abrió encontrándose con la mirada penetrante de su padre.

-¿PERO QUÉ RAYOS TE PASA?- cuestionó de inmediato tomándola del brazo haciéndola pasar. Su madre la miró con angustia pero no dijo nada.

-Pasa que ya no aguanto más- se soltó mostrándole su fuerza, encarando a su padre. -No voy a dejar ir a Larissa una vez más-

-Te volviste loca- dijo sobando sus sienes.

-Loca estuve cuando acepté casarme con Arthur para salvarte a ti- lo señaló con su dedo índice, era enojo lo que sentía contra su padre. -Ahora que tú tienes la economía de la que siempre gozaste... DÉJAME EN PAZ- le gritó muy cerca.
Su padre, reacio como siempre había sido; le tomó el mentón con su mano. Laurie se proyectó a su adolescencia y por un momento se sintió desprotegida.

Su madre observó aquel gesto sintiendo un rencor en su pecho, había permitido sus malos tratos hacía ella y hacía su propia hija durante mucho tiempo.

-Quizá tu abuelo ya no está... pero que no te quede duda que yo haré hasta lo imposible para separarte de esa mujer- habló con los dientes apretados.

Laurie sabía que le diría algo como eso ya estaba preparada. Tomó la mano de su padre y la alejó de él, no podía mostrarse pequeña ante él. Le estaba dejando el poder de decidir sobre su vida nuevamente y no tenía el derecho.

-Si algo le pasa a Larissa... o a mí, no voy a pensarlo dos veces y te voy a refundir en la cárcel ¿me entendiste?- dijo también ella con los dientes apretados. Su padre la miró confundido. -Sigo enamorada de Larissa, es más... Nunca dejé de amarla y aún más ahora y voy a luchar por ella- James alzó la mano dispuesto a golpearla pero su madre se interpuso entre ambos.

-¡Basta!- dijo con integridad. -Basta de querer arreglar la vida de todos solo porque a ti no te parece correcta- Laurie la miró confundida. Su madre nunca había enfrentado a su padre pero supuso que ella también estaba cansada. -Ella solo está enamorada, no perderemos a nuestra hija solo porque se decidió por una mujer. ¡Déjala ser feliz caramba!-

-Tú no te metas en esto- dijo tomando ahora el brazo de su madre. Laurie no iba a permitirlo.

-Quiero el divorcio James- dijo con seguridad. Laurie la miró confundida. -Lo antes posible-

-Mamá- Laurie tomó su mano entrelazándola a la suya. Su madre solo sonrió con ternura. La confusión de su padre era tanta que se quedó callado por varios minutos. -En tu afán de querer tener una familia perfecta, olvidaste lo esencial para que esta fuera feliz... el amor. Perdiste el amor de tu hija que solo intentó hacerte sentir orgulloso y ahora has perdido el amor de tu esposa que... bueno... soportó por tantos años humillaciones y desprecio-

-Vete James- pidió su madre señalando la puerta. Por primera vez en su vida se sintió derrotado, eran ciertas las palabras que su hija había dicho. Pero no era la última palabra. Primero tendría que pensar con la cabeza fría así que lo único que podía hacer en ese momento era salir de ahí.

-¿Estás bien?- cuestionó su madre acunando su rostro entre sus manos. Laurie asintió tratando de no llorar. Se aferró a su pecho y se dejó envolver en los brazos de su madre. Jamás creyó que fuera capaz de hablarle así a su padre.

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