Capítulo 14

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Laurie salió de su habitación, había estado recluida ahí desde hacía una semana, pero no deseaba poner nada en orden.
Seguía en duelo por su relación terminada, trataba de no pensar en ese momento pero le era imposible, más aún sabiendo que esa mujer vivía en Nevermore y podría estar más cerca de ella.

Por supuesto que Cirse había abogado por Larissa pero esta vez no le podía dar la razón. Se negaba a escuchar a nadie que fuera en defensa de ella porque Larissa no era una niña.
Claro estaba que Larissa la había buscado pero después de 300 buzones de voz, dejó de intentarlo.

Ese día Cirse salió con Stone y su madre había visitado a su abogado, era momento de ponerle fin a su matrimonio con James, estaba feliz por ese hecho a pesar de no tener a su novia con ella.
Pensó que era momento de mudarse, el hotel había sido una excelente inversión pues nunca creyó que podía quedarse tanto tiempo en Jericó, pero ahora que su madre y Cirse estaban a su lado, quería ofrecerles otro espacio.

Se sentó en la isla de la cocina, con su taza de café y un trozo de pastel que su madre había preparado por ser su favorito.
Cirse y Gretha no tenían la culpa de nada, sabía que lo único que querían era ayudarla a reconciliarse con Larissa o por lo menos dejarla de ver triste. Había sido muy grosera al no permitirles acercarse, tenía que pedirles perdón por su comportamiento.

Escuchó la puerta abrirse y miró atenta. Era su madre, que venía con sus ojos rojos, se dio cuenta que había llorado.

Le preocupó de inmediato. Su padre con tal de conseguir sus propósitos era capaz de todo.

-¿Qué pasó mamá? ¿Estás bien?- cuestionó levantándose y yendo a su lado.

-Debo volver a su lado hija- susurró con tanta tristeza que Laurie se sintió horrible en ese momento. -Me demandó por abandono de hogar y...
No se asombraba de lo que había hecho su padre, sabía de sus alcances pero admitió que se sentía temerosa por lo que pudiera pasar. Ahora Larissa no estaba con ella y había un rastro de inseguridad en su ser.

-Bueno, entonces me iré contigo- dijo con la seguridad que hacía un momento sintió perdida. Gretha la miró y negó de inmediato.

-Estás loca, tú... debes resolver las cosas con Larissa-

-Ya no hay nada que resolver, madre. Creo que todo está dicho- agachó el rostro por un segundo.

-Estás muy lastimada en este momento- Laurie asintió, entonces Gretha acarició su mejilla. -Pero hay visiones que te aseguran un futuro a su lado-

-Pero puede ser muchos años después mamá. Este no es el momento- le sonrió de medio lado. Gretha no dijo nada. Era cierto lo que Laurie decía.

Laurie estaba dispuesta a volver a Londres, no era su opción más conveniente pero lo haría por su madre. Además, no quería estar en Jericó, donde todo era un recuerdo de Larissa, donde posiblemente se la encontraría.
Se sentó a la orilla de su cama repasando una vez más las fotos, le era imposible creer que Larissa le hiciera aquello, le había jurado amor eterno y le había pagado con traición.
Volvió a llorar, hacia ya una semana de su rompimiento y cada día transcurrido le parecía un siglo.
En el pasado había sentido ese mismo dolor, ahora incluso más agudo, más profundo, pero la diferencia esta vez es que ella jamás la había engañado con Arthur.

Cerró sus ojos, permitiéndole a las lágrimas salir, no iba a retenerlas, aunque sentía que iba a quedarse sin agua en su cuerpo, le había llorado tanto a Larissa esa semana, y durante tantos años en el pasado.
Su amor por Larissa la había hecho sufrir por casi la mitad de su existencia, en ese momento recordó lo que le había dicho en su discusión.

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