Under pressure

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Mientras tanto, Aziraphale había decidido dar una vuelta por las calles de Londres para matar el tiempo. Aquella ciudad y, más en concreto, su librería había sido, por así decirlo, su guarida durante décadas. Sin embargo, todo había cambiado para él el día que se subió a aquel ascensor para tomar las riendas del Cielo. Las calles se le tornaban tristes, grisáceas, monótonas. Todo aquello que le entusiasmaba se había convertido en algo aburrido y, como cualquier aspecto relacionado con la humanidad, mundano. Además del sentimiento de apatía, un sentimiento de inseguridad se había apoderado de él cada instante que pisaba la Tierra. A cada paso, a cada movimiento, a cada mínimo gesto, Aziraphale sentía que estaba siendo vigilado y juzgado. Como bien dicen, Dios está en todas partes, así que debía actuar con precaución. Nadie debía sospechar que defendería a la humanidad a capa y espada si era necesario, y mucho menos que había vuelto a colaborar con su "archienemigo" Crowley.

Sacó un momento su reloj de bolsillo. Era la hora de dirigirse a la librería. Con sólo pensarlo, Aziraphale sintió verdadero pánico. "En qué demonios estoy pensando..." Su última discusión. No había un sólo día en qué Aziraphale no pensara en aquella escena. Su mente la repetía una y otra vez, intentando buscar una solución. Recreando la situación para saber si hubiera habido alguna manera de que Crowley hubiera aceptado su trato o, al menos, que ambos siguieran manteniendo la amistad tan fuerte que les unía.

Y, entonces, llegaba el flashback del beso. Aquel beso. ¿Qué diablos había sido aquello? "Te perdono" resonaba aún en su cabeza. Hizo lo correcto, no tenía otra respuesta mejor que dar. Sin embargo, sentía que algo se le escapaba a su entendimiento. Había algo en ese beso que le había hecho sentir una especie de liberación. Pero tampoco podía dejar de pensar que era otra de las tentaciones de Crowley.

Todos estos pensamientos se acumulaban en su cabeza conforme iban pasando los segundos. La sensación de ahogo y la presión en el pecho se estaban apoderando de él. No podía más. Desde que era un arcángel sentía que todo iba a salir mal, por mucho que él hiciera todo por evitarlo.

Hizo el amago de darse la vuelta, aún podía dejar plantado a Crowley. Sin embargo, se dejó llevar por la inercia y comenzó a caminar en dirección a la librería. El vacío que dejaba la perdida de su amistad era más grande que todo lo demás. Tenía al menos que intentar arreglarlo.

A night at... the bookshop? - Good Omens Donde viven las historias. Descúbrelo ahora