Final de Skyrim 6

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Llegamos, con la máxima discreción posible a Carrera Blanca, la ciudad donde fui abandonada por la familia de mi madre. Aquí es donde mendigaba de niña. Aún recuerdo en ocasiones como esos desgraciados me tiraron a la calle.

–Mis tíos me abandonaron cuando mi madre murió, me echaron de la granja que tenían, porque según ellos era un lastre. Mi padre murió en la Gran Guerra, mi madre murió viuda y enferma, y a mi me echaron de casa a morir por el frío de las noches nórdicas, de hambre o devorada por alguna bestia.

–Hay que ser mala persona para hacerle eso a una niña. Fácilmente podrían haberte puesto a trabajar en la granja, ayudarles.

–Quizás nunca aprobaron el matrimonio de mis padres biológicos. No lo sé, lo que sí sé es que me vi obligada a mendigar en las calles de la ciudad. Brenuin era el borracho sin hogar de la ciudad, pero nunca me hizo daño. Incluso me dió algunos consejos para ganarme alguna que otra moneda de oro, y robar de vez en cuando.

Si Tari me contaba su historia, veía más que justo que yo hiciera lo correspondiente, así estábamos a la par. Ojalá la mía fuera más apasionante y emocionante que la suya. Solo estaba llena de tragedia, y de un padre que ojalá no hubiera estado tan ausente. Dejamos nuestros caballos en el establo y nos sentamos en una roca. Yo llevaba una túnica de sacerdote, además de ir cubierta con una capucha.

–El hombre que me salvó, el hombre que hizo de mi padre, el Sangre de Dragón, me adoptó. Me advirtió que estaría mejor en la ciudad, que sería mejor la protección de las murallas que a estar con él.

–¿Nadie en la ciudad te quería adoptar? Eras una niña, por favor.

–Una niña mendiga, para algunas personas, bien una niña mendiga es como un estorbo. Alvor y su familia me acogieron mientras mi padre salía por ahí a cazar dragones y salvar el mundo. Hasta que mató a Alduin y estuvimos un tiempo en Soledad. Y me trajo una hermana. Crecimos, y entonces fui conociendo a Serana. Nunca entendí que tuvieron, se querían, pero no parecían hacer cosas propias de novios, no era un cariño de amigos pero nunca consumaron su amor. Creo que las cosas que tuvo que vivir Serana para ser una hija de Puerto Gélido enfriaron su corazón para esos asuntos, pero aún así él es importante para ella.

–Tener a alguien que te acompañe y cure tus penas puede ser un alivio.–dijo Tari, mirándome con cariño . Ella cogió mi mano, yo la besé en respuesta y sonreí.

–¿Antes de mi hubo otra persona?–pregunté

–Una maga, mucho más diestra y poderosa que yo. Yo era una novata enamorada cuando ella arrasaba con sus hechizos. La adoraba.

–¿Cómo se llamaba?

–Severyna. Nuestro pueblo fue sacudido por desgracias, y entre todas esas tuvo que marchar a la guerra contra los argonianos. Murió, degollada por las garras de un soldado argoniano. Fue lo que me sumergió de lleno en la investigación, y en ser una gran maga. Esa fue mi forma de llevar el luto. Hice las paces con su recuerdo, y la superé en todo. Lo cierto es que su familia poseía una finca con muchos esclavos, ella misma se benefició de ello y defendió sus privilegios. No puedo evitar pensar que era un final inevitable para los dunmer, perdimos nuestra fuerza y los argonianos aprovecharon para vengar siglos de opresión y esclavitud. A veces pienso que ella se merecía ese final. No lo sé.

–Vamos a dentro. Nos esperan nuestros candidatos.

No iba a ser yo quien resolviera ese debate mental suyo. No soy quién para opinar. De haber sido yo un argoniano, habría hecho lo mismo con los dunmer. No quise indagar en ese asunto, es un tema delicado para los dunmer y menos no quiero ofender los sentimientos de Tari, o vernos involucradas en alguna discusión.

Skyrim: Un Héroe CaídoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora