Final de Skyrim 7

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Todas mis decisiones me llevaron a ese fatídico día. El día que mi fantasía llegó a su fin, Sofie recibió dos disparos de unos guardias con ballestas. Envenenadas, Sofie cayó ese día, ella murió en mis manos. No se en que pensaba, no entiendo que se me pasó por la cabeza, debería haberlas alejado del vampirismo y de la violencia. En su lugar creí que podría vivir mi fantasía de tener una familia vampírica. Mi sed de poder y mi vanidad me llevaron hasta ese punto. La destrucción de la guardia del alba se retrasó mucho tiempo, pero no iba a durar más así. Cabalgué desde Volkihar sin detenerme hasta el sur de Riften bajo el abrigo de la noche, donde se encontraba la guarida de los cazadores de vampiros. Invoqué a Odahviing y lo utilicé contra los enemigos. Desde que vencí a Alduin cómo fue profetizado, profundicé mis entrenamientos en la voz. En perfeccionar mi uso del poder de los dragones. Simplemente no fueron rivales para mí. Tras invocar al dragón, invoqué a los guerreros de Sovngarde, utilicé el grito de ralentizar el tiempo para avanzar sobre ellos sin poder reaccionar. Para cuando se estaba dando cuenta, ya estaba dentro de su castillo. Había cazadores en el piso superior, y me recibía Isran con una buena escolta de cazavampiros, Durak, y otros estaban con él.

–Volkihar y la Guardia del Alba hemos estado en guerra mucho tiempo, entiendo vuestros objetivos, pero me habéis arrebatado algo que me pertenecía.

–Es tu culpa haber arrastrado a gente inocente a tu redil de vampiros, ¿que creías que iba a pasar, Sangre de Dragón?–Isran y yo nos miramos fijamente –La escoria vampírica como vosotros habéis estado plagando estas tierras demasiado tiempo, habéis causado demasiado daño a Skyrim. Gente desaparecida, devorados en vuestro castillo. ¡Debías salvar Skyrim, no sumirla en las tinieblas!

–La convertí al vampirismo porque ella quiso, pero se que se arrepintió, ella no hubiera dañado a una sola mosca. No sé en qué estaba pensando, pero me las robado, Isran. Eso es lo único que importa.

Desenvaine mi mandoble y nos batimos en duelo. Su arma era un martillo a dos manos, no era uno cualquiera, era uno específicamente preparado para los vampiros como yo. Pero yo era un sangre de dragón. Isran luchaba con fiereza, con resolución. No se dejaba perturbar por un Fuerza Implacable, luchaba por algo más que la muerte de todos los vampiros. Luchaba por lo que él creía correcto, a sus ojos yo era un héroe caído, un héroe corrompido que había sucumbido a la maldición de Molag Bal. Yo era el villano de su historia. Los presentes observaban el duelo hasta que el dragón los hizo salir para ahuyentarlo. Mala idea.

–Eres un traidor, Dovahkiin, un traidor a todo lo que representas.

–Yo no elegí ser una suerte de héroe profetizado, de ser el Último Sangre de Dragón, Isran.

Luchó bien, luchó con coraje, pero finalmente lo hirió de muerte mi mandoble. Y decidí no darle la paz de la muerte. Mi necesidad de venganza me consumía por dentro. Utilicé el Desgarro del Alma, no sólo para absorber su alma en una gema, sino para levantarlo contra los suyos.

–No, por favor.

Me transformé y me entregué al frenesí de sangre. La violencia más primitiva me consumió. Solo recuerdo lo que vino después, que un orco huía, Durak sobrevivió, pero la Guardia del Alba fue desmantelada ese día. Cuando acabó la matanza, ya era de día. Bajo el tortuoso sol, caminé con mi sangre ardiendo desde el sur hasta Morthal, donde se encontraba un mago que sabía cómo curar el vampirismo. Me llevé el Arco de Auriel y se lo devolví al último elfo de las nieves del que se tuviera conocimiento. No volví a Skyrim en muchos años, no hasta que decidí visitarla una última vez antes de exiliarme voluntariamente al Valle Olvidado.

TARI

Nos separamos durante un buen rato, Lucia y yo. Temí por su seguridad y la de los fragmentos. No obstante su plan funcionó y pudimos llegar a la última ruina dwemer de Mzulft. Antes de adentrarnos en otra ruina, exploramos el terreno. Encontramos lo que debía ser un almacén, con distintos materiales de forja enana. Me adentré en el almacén, y encontré el último pedazo de aeterio que nos quedaba por recoger. Katria como no, apareció.

Skyrim: Un Héroe CaídoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora