Cellbit se sentó en el borde de su cama y se cubrió la cara. Se había ido de la casa de Roier con la excusa de que no quería molestar mientras estaba con su compañero del trabajo, ignorando las insistencias de este diciendo que no era molestia.
Ahora sentía que había huido luego de cometer el peor error de su vida sin haber pensado en las consecuencias. No sabía que estaba pensando al besar a Roier ni porqué lo había hecho. Se sentía como un adolescente otra vez con ganas de gritar contra una almohada, hacer una pataleta y quedarse encerrado en su habitación el resto de la semana escuchando música e ignorando a todos. Casi se decidió a hacer eso, hasta que se dio cuenta de algo.
¿Roier le había correspondido?
Bien, quizás no le había correspondido como tal, pero tampoco lo había apartado ni se había quejado, ni mucho menos lo había mirado con cara de enojo o asco al separarse; de hecho se había apoyado en él casi con confianza. ¿Habría sido por la conmoción o realmente estaba "aceptando" que lo besara?
Cellbit odiaba esa parte de si mismo. Dudaba mucho de todo y sobrepensaba hasta que no le daba la cabeza. Era muy lento para decidir lo que quería, pero al darse cuenta de que podía tomarlo, lo hacía tan rápido cómo podía sin dudar más, casi como un niño esperando a que su madre le de permiso para salir a jugar con sus amigos. Y ahora sentía que tenía a su alcance a Roier, luego de semanas tratando de aclararse a si mismo que sentía y preguntándose el porqué de esos sentimientos. Y odiaba eso de él, porque sabía que no podía controlar sus impulsos, sabía que no aguantaría estar solo con Roier sin tener la necesidad de acercarse a él. Y le daba miedo. Le daba miedo sentirse así y hacer algo de lo que luego se arrepentiría, por no mencionar que ya lo había hecho y estaba seguro de que lo volvería a hacer en algún momento.
Se estiró hacia atrás en su cama y suspiró, tratando de borrarse todo pensamiento sobre el mexicano, sobre sus manos, su cabello, su risa, sus ojos, sus labios... claramente no estaba funcionando para nada. Se dio un par de vueltas por la cama y se puso de pie para ir a la cocina a hacerse un café y servirle comida a Gegibre y Tofu, que estaban jugando en el sofá.
. . .
— "Cellbit?"
Había pasado una semana desde el "incidente", no se habían enviado mensajes y Cellbit no había ido a dejar a Roier al trabajo. El brasileño tenía miedo de escribirle o llamarlo, pero sabía que tenía que arreglar las cosas de alguna forma, así que se vistió, guardó en una canasta algunos pastelillos y dulces de fresa, y se encaminó a la casa de Roier.
Mala idea, al parecer. A penas entrar se encontró con que no era el único que había ido a visitarlo. Había una chica de pelo castaño, una rubia algo pálida y otra, también de pelo café y algo baja, las tres sentadas en el sofá de Roier tomando té.
— "Oh- Disculpen la interrupción, no sabía que estaban aquí"
— "No te preocupes querido, ¿Es tu amigo, Roier?"
— "Ujum- algo así. Bueno, Cellbit, ellas son Jaiden y Baghera, mis hermanas, y ella es Tina, mi tía. Baghs, Jai, Tina, él es Cellbit, vive al otro lado del campo."
Baghera se levantó a estrecharle la mano a Cellbit energéticamente.
— "Así que tú eres Cellbit? Roier nos ha hablado mucho de tí desde que llegamos"
— "Por Dios. No es cierto, no les creas ni una palabra."
Roier negó con la cabeza mientras hacía que Baghera volviera a tomar asiento, ignorando que esta se reía y miraba de reojo a Jaiden.
Cellbit, en busca de una excusa, le tendió la cesta a Roier, evitando hacer contacto visual.
— "Quería traerte esto, la otra vez me comentaste que te gustaban las fresas y yo no soy muy bueno para comer cosas dulces, así que preferí dartelos a tí."
Estaba dando demasiadas explicaciones. Sabía que era así pero no podía evitarlo. Roier tomó la cesta y la observó en silencio.
— "Bueno.. como dije, no quiero interrumpir, mejor me voy y-"
— "No, no es necesario"
Cellbit no supo si Roier se refería a que no era necesario que se fuera o no era necesario que le diera los pastelillos, pero de todas formas se quedó allí.
— "Jaiden, iré a poner esto en algunos platos y prepararé más té. Cellbit, puedes quedarte aquí si quieres o ayudarme, como tú prefieras"
— "Oh, mejor te ayudo, después de todo yo los traje."
Roier asintió con la cabeza y ambos se encaminaron a la cocina, dejando a las chicas en el sofá viendo televisión. Cellbit sacó algunos platos de una repisa y los dejó sobre el mesón de la cocina mientras que Roier ponía más hojas de té y agua en la tetera. No se habían mirado ni habían hablado, se sentía un ambiente algo tenso que ninguno de los dos sabía cómo arreglar. Roier prendió la tetera y miró a Cellbit.
— "¿Y?"
— "Eeeh... qué?"
— "Sé que no estás aquí sólo por esos dulces, que pasa?"
— "Sólo.. quería hablar"
— "¿Sobre qué?"
— "No te hagas el tonto"
Cellbit entrecerró los ojos mirándolo con recelo, pero no habló.
— "¿No vas a decir nada?"
— "¿Que quieres que diga, Roier?"
— "Bien, entonces yo hablaré. ¿Porqué me besaste?"
— "¿Porqué no me alejaste cuando lo hice?"
Cellbit sonrió levemente al ver como Roier se quedaba en silencio y se apoyaba contra el mesón de la cocina.
— "Bueno- ah, no lo sé."
— "¿Te gustó?"
— "¿Qué?"
Roier abrió los ojos mirando a Cellbit con las mejillas rojas y frunció el entrecejo.
— "¿A que viene esa pregunta?"
Cellbit se encogió de hombros sin apartar su mirada de los ojos de Roier; ya no se sentía realmente nervioso, pero no soportaba tener a Roier tan cerca y no poder hacer nada al respecto.
— "Cellbit, no hagas esto."
— "¿Hacer qué?"
De un momento a otro Roier se vió acorralado por el brasileño, y no sólo psicológicamente. Cellbit se había acercado y aprovechando la posición de Roier apoyó sus manos en el mesón detrás de este, ladeando la cabeza y viendo como las mejillas del menor comenzaban a ponerse de color rojo.
— "Cellbit, hablo en serio.. No me hagas esto ahora, mi familia está aquí"
— "Entonces si no estuvieran aquí sería diferente?"
— "No he dicho eso, no pongas palabras en mi boca."
— "Muy tarde, ya lo hice"
— "Eres insoportable."
— "Y tú muy bipolar"
Roier no se había movido, estaba acorralado y no era realmente como si le incomodara. Cellbit mantuvo sus manos apoyadas en el mesón y sin más rodeos besó a Roier, el cuál simplemente se quedó allí, casi paralizado por unos momentos, pero luego apoyó su mano en el cuello del brasileño, devolviéndole el beso, mientras que este exploraba su boca hasta no dejar nada del sabor al dulce té de naranja que el menor había estado tomando antes, y reemplazando ese sabor por su propia esencia, empujando inconscientemente un poco a Roier contra el mesón. Luego de algunos segundos, o quizás minutos, se separaron respirando algo entrecortadamente.
— "Té de naranja?"
— "Dios, realmente no sabes cuando callarte. Te odio."
— "Ajá"
Cellbit rodó los ojos con ironía y Roier lo empujó levemente para poder apagar la tetera y tomar un plato de los pastelitos del brasileño. Este lo imitó y, entre risas bajas, lo siguió de vuelta a la sala.
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𝓓𝓪𝓷𝓭𝓮𝓵𝓲𝓸𝓷𝓼 || 𝕲𝖚𝖆𝖕𝖔𝖉𝖚𝖔
FanfictionCellbit suele pasar las tardes en el campo de flores atrás de su casa. Roier acaba de cambiarse de casa, al otro lado del campo. ¡Se shippean cubitos, no personas!