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Roier, en lo profundo de su alma, agradecía que su familia no hiciera muchas preguntas. Cellbit ya se había ido a su casa, no había mencionado más sobre el beso, no había hecho bromas tontas ni había insinuado nada frente a su familia, cosa que Roier apreciaba, pero también se sentía extraño. ¿En que momento había cambiado así la actitud del brasileño? Lo había conocido como alguien tranquilo, no muy bromista ni muy sociable, quizás algo tímido, pero no lo suficiente como para que le diera vergüenza hablar con la gente. Pero sin duda jamás se lo había imaginado así. Tan decidido, que llegaba a parecer posesivo, que se le notaba visiblemente algo, que algo le ocurría con Roier. Y, mierda, Roier se maldecía, pues le empezaba a gustar esa forma de Cellbit.

Pasaron las horas y su familia se despidió, debían volver a casa antes de que fuera muy de noche y llevaban varias cosas que Roier les había regalado: Algunos comics, tappers con comida y dulces, unos maceteros para su madre y cosas así. A penas se fueron, Roier fue a la cocina y salió por la puerta trasera hacia el campo. Hacía frío, pero no demasiado, así que no era necesario llevar algún abrigo. Caminó un rato y se sentó en el pasto algo húmedo, mirando las flores y dientes de león a su alrededor; tomó algunos y los sopló, observando como las semillas volaban por el aire y se alejaban con ayuda del viento, algunas caían cerca y otras se perdían de vista. Se quedó allí un rato, recostandose en el pasto y mirando las estellas; no sabía mucho sobre constelaciones, pero le gustaba mirar al cielo e imaginarse personas en otros planetas, constelaciones formadas por esas otras estrellas que se veían tan cerca pero estaban a millones de años luz entre ellas. Recordó la película que vió con Cellbit y sonrió. No estaba seguro de como veía al mayor, pero sabía en el fondo que era algo, al menos un poco más que un amigo, quizás simplemente no quería admitirselo a si mismo, aunque pasara horas pensando en él y se ponía como un tomate recordando que se habían besado. Suspiró y puso un brazo sobre sus ojos, rogándole al universo por una respuesta.

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Era temprano en la mañana, pero Cellbit ya llevaba un rato despierto y había desayunado. Su teléfono vibró y él lo encendió, extrañado, ya que no mucha gente le hablaba y menos a esa hora de la mañana. Para su sorpresa, el mensaje era de un conocido suyo, Forever. No podía decir que se hablaban mucho, pero igualmente se consideraban amigos.

Oi! Bom dia Cellbo!
Quería invitarte a una pequeña fiesta que va a haber hoy en la biblioteca :)

Buenos días, Forever!
¿Una fiesta en la biblioteca? No es el lugar más apropiado, según yo...

Lo sé, pero van a haber varias personas del ministerio y Bad convenció al dueño de la biblioteca de que nos prestara una de las salas que no se usan mucho!
Es bastante grande y la verdad no parece mucho ser parte de una biblioteca.

Bien, veré si puedo ir.
¿A qué hora es? ¿Hay algún código de vestimenta o algo que deba llevar?

Es a las 10pm, creo que algo semi formal está bien, no es demasiado serio pero se van a hacer algunos anuncios y van a ir algunos empleados de Bad, creo que ellos van a ayudar con la comida y todo eso, a demás uno de ellos al parecer es pareja del dueño de la biblioteca.

Suena bien, la verdad no tengo nada que hacer y hace tiempo no salgo a alguna parte

Cellbit, tú nunca tienes nada que hacer, eres un antisocial.

Cala boca, igual conozco gente.

Sisi, como por ejemplo la señora del pan y el que te cobra la luz.

𝓓𝓪𝓷𝓭𝓮𝓵𝓲𝓸𝓷𝓼 || 𝕲𝖚𝖆𝖕𝖔𝖉𝖚𝖔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora