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Una mañana igual a todas pero hace ya unos días la pelirroja llegaba a la escuela en el auto del albino.
Los rumores claramente se hacían ver, había aprendido a liderar con ellos, un poco.
Salió del aula durante el receso, desde lo que había pasado con Ino no salía, pero necesitaba ir al baño. Hidan estaba apoyado en el marco de la puerta del salón del enfrente.
—¿MikoKu saliendo de su salón? Hoy llueve.
Lo miro tan mal como pudo, él solo sonrió, la conocía. Se acercó a ella para caminar a su lado, el rumor de que salían lo había puesto de buenas esa mañana.
Sin dirigirle la palabra la pelirroja entró al baño suplicando que cuando salga ya no esté.
Claramente no fue así, ahí estaba el jashinista esperando a su amada.
—Te queda muy lindo el pelo así.
Solo se lo ataba en clase y para salir se sacaba el broche pero hoy se había olvidado.
—Gracias. — caminaron de vuelta a su aula.
—¿No me vas a saludar?
La chica giró sobre sus talones y lo miro.
—Chau. — repito la acción ahora para entrar al salón.
• • •
—¡Muy bien jóvenes! Todos una ronda sentados en el piso. — habló el profesor, hoy tenían educación física.
La chica no prestó mucha atención a lo que decía pero al ver entrar al curso de Deidara volvió a dirigir la mirada al frente.
—Y por último, hoy compartiremos clase.
—MikoKu. — Obito se puso a su lado —Vas a estar en nuestro equipo. — exigió.
—Como digas.
—Bien jóvenes vamos a hacer equipos para jugar al quemados, sepárense los dos cursos.
—Ahg. — se quejó el Uchiha —Me da miedo jugar contra Miko.
—¿Contra ella? — se rio Kisame y por ello recibió la mirada de la pelirroja.
—Serás el primero.
—Yo que vos ya me rido. — se metió Hidan.
—Que la llama de la juventud no se apague en ustedes ¡Comiencen!
Una pelota fue dirigida hacia la cara del peliazul.
—¿Ahora ya entendes por qué hay que tenerle miedo? — se rio Obito viendo a su amigo sobándose la cara.
El partido transcurrió con normalidad y como era de esperarse la pelirroja quedó sola en la cancha.
Del equipo contrario sólo Hidan, que coincidencia.
