08|¿Amigas?

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La voz interna en mi mente me decía que aquella muy probablemente era una pésima idea, pero no había podido evitar llegar hasta ahí sin tan siquiera meditarlo antes y en definitiva ya era muy tarde para dar marcha atrás, había dejado la oportunidad de retirarme del pequeño local en cuanto había atravesado la puerta.

El mundo a mi alrededor pareció detenerse por un momento en cuanto la noté de espaldas a mí detrás del mostrador.

Al tomar la decisión de ir a The Corner sabía que había una muy mínima posibilidad de que ella se encontrase trabajando, pero aun así me había arriesgado, así que no pude evitar que una pequeña sonrisa apareciera en mis labios al encontrarla.

Sin saber exactamente por qué, sentí un fuerte escalofrío recorrer mi columna vertebral, haciéndome estremecer casi de forma violenta. Fruncí el ceño, sacudiéndome ligeramente para despegar la sensación tan extraña que el escalofrío me había dejado, creyendo que probablemente solo se tratase del clima frío de enero.

El mundo a mi alrededor volvió a moverse con la misma velocidad de siempre, haciéndome notar que llevaba un buen rato de pie frente a la puerta del local, por lo que me apresuré a caminar hasta una mesa al fondo del local, sin ser capaz de poder despegar mi mirada de ella, captando todos y cada uno de sus movimientos ágiles detrás de la barra mientras bromeaba con una hermosa sonrisa con su compañero de turno.

Casi a tientas terminé tomando asiento en la pequeña mesa, dejando mi abrigo y bolso en el respaldo de mi silla. Una sonrisa involuntaria apareció en mi rostro al observar a Alexis acercarse hasta una pareja de ancianos sentados del otro lado del local frente a mí y atenderlos con paciencia y encanto.

Llevé mi codo sobre la mesa y recargué mi barbilla sobre la palma de mi mano mientras la observaba. No lo noté hasta aquel momento, pero realmente había algo mágico en poder observarla desenvolverse de manera tan natural cuando creía que nadie prestaba atención a lo que hacía.

Era satisfactorio poder ser testigo de ella, al no ser tan cercanas rara vez lograba mirarla y las pocas veces que podía compartir una habitación con ella me encontraba demasiado intimidada como para poder observarla con detenimiento. Quizá por eso era que era tan fanática de poder observarla cuando no se daba cuenta, por qué mientras ella no se diese cuenta, yo no tenía que tener miedo a su reacción.

Alexis se detuvo por unos cuantos minutos a conversar con la pareja y yo mordí mi labio inferior de manera distraída, sintiéndome completamente hipnotizada al darme cuenta de que ella se encontraba haciendo uso de todo su carisma y encanto en aquella conversación, mismos que yo no sabía que podía llegar a tener.

Alexis dio un par de pasos hacia atrás, luciendo satisfecha al lograr hacer reír a la pareja. La mujer le dedicó una dulce sonrisa antes de que Alexis tomara las tazas vacías de la superficie de la mesa y girara dándoles la espalda, no sin antes despedirse y desearles un buen día.

La sonrisa de Alexis se borró de golpe al mismo tiempo que detuvo abruptamente sus pasos en cuanto su mirada se encontró con la mía desde el otro extremo del local.

Mi cuerpo entero se congeló en la posición tan ensoñadora en la que me encontraba, haciéndome sonrojar, cosa rara en mí. Mi corazón comenzó a latir con fuerza contra mi pecho al ser descubierta, era casi como si mi corazón quisiera salir e ir directo a Alexis.

La intensidad de su mirada azulada me paralizó por completo, tomándome por sorpresa. La sorpresa era evidente en su expresión, por lo que me obligué a recuperarme rápidamente de la impresión, sonriéndole de manera tímida al observar como sus cejas se arqueaban ante mi presencia.

La sorpresa abandonó su expresión, siendo remplazada por una decidida en cuanto comenzó a caminar de manera firme hasta mí.

—¿Qué haces aquí? —preguntó.

Promesa de amor en espera   [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora