04|Visita sorpresa.

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—Bien, digamos que asistirán unas treinta y cinco personas —comenté, observando con detenimiento las notas garabateadas en mi cuaderno.

Sonreí satisfecha anotando la cifra antes de levantar la mirada hacía mis amigas sentadas del otro lado de la mesa, encontrándome con la mirada apenada de Faith.

—¿Aún menos? —cuestioné sorprendida, sin poder creerlo.

Faith sonrió de lado, luciendo culpable por mi comentario. Sadie le dio un leve empujoncito juguetón con su hombro antes de tomar su mano sobre la mesa, reconfortándola con su toque.

Suspiré, aclarándome la garganta mientras tachaba por cuarta vez la nueva cifra escrita con tinta púrpura.

—Lo siento... —murmuré antes de recobrar la compostura—. Entonces, ¿digamos que unas veinte personas?

Faith me miró por debajo de sus pestañas, asintiendo al estar de acuerdo con la nueva cifra. Sonreí, escribiendo la nueva cifra justo al lado de la lista de aperitivos.

Planear fiestas era uno de mis pasatiempos favoritos durante la secundaria, solía asistir y organizar algunas durante mi octavo y noveno grado, por lo cual me había convertido en casi una experta al momento de organizar eventos masivos, aunque había dejado de hacerlo al entrar al décimo grado, cuando cambié de escuela, perdiendo mi estatus social alto y convirtiéndome en solo una estudiante más. No era que aquello me molestara, solo que temía haber perdido mi toque, pero al sentarnos a planear la fiesta de cumpleaños número dieciocho de Faith, supe que aquella pequeña habilidad no había desaparecido por completo.

Mis fiestas durante la secundaria solían ser de entre cien a ciento cincuenta personas, incluso en ocasiones llegaba a rebasar aquellas cifras por unas pocas personas más, por lo que me había tomado desprevenida el hecho de que Faith no estuviera esperando más de quince invitados.

Aunque, pensándolo bien, aquello tenía todo el sentido del mundo, pues Faith Carrera no se caracterizaba por ser una chica cuya personalidad agradaba a los demás al instante, no, Faith era más del tipo de chica que se caracterizaba por ser callada y estar eternamente sumergida en su propio mundo de fantasía en el que nada verdaderamente aterrador ocurría, aquella era su verdadera personalidad.

Siempre me había gustado y admiraba lo increíblemente soñadora y optimista que Faith podía llegar a ser, pero no todas las personas con las que se había cruzado habían pensado lo mismo al conocerla.

Recuerdo que Sadie y yo estábamos en onceavo grado cuando la conocimos. Era el primer día de décimo grado de Faith cuando dos chicas y un chico habían decidido que su personalidad soñadora no era nada más que una molestia para ellos, afirmando que nadie podía ser tan "ingenua e infantil" en preparatoria.

Sadie saltó en su defensa sin tan siquiera pensarlo, intimidando y ahuyentando a aquel trío con su personalidad mordaz. Yo simplemente me había quedado a una distancia considerable, observando como Sadie parecía tener la situación bajo control. Una vez aquellos tres habían desaparecido de la escena, Sadie le había preguntado a Faith si se encontraba bien, tomándola delicadamente por el mentón para obligarla a mirarla a los ojos y limpiando con ternura una lágrima solitaria que se había derramado por su mejilla.

Sadie no tardó ni cinco minutos en lograr plasmar una pequeña sonrisa en el rostro de la niña a la cual había defendido de un grupo de idiotas, en cambio, Faith había tardado aún menos tiempo en confiar ciegamente en su heroína.

A partir de ese momento, Sadie había acogido a Faith bajo su ala protectora y yo había decidido hacer lo mismo, dispuesta a no dejar que nadie se atreviera a meterse con Faith debido a tan solo ser tan soñadora como lo era.

Promesa de amor en espera   [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora