Un candado

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"Un joven omega siempre deja una estela de misterio y dejando a los demás deseando por más" mencionó una vez su hermana, señalando lo diferente que eran los omegas de Stella al Reino que ellos provenían.

Boreas era un Reino del continente, tan al norte que era raro ver otra cosa que no sea nieve la mayoría de días al año.

Giyuu tenía recuerdos muy vagos y casi borrosos de su antiguo hogar. No era un Reino muy poderoso, los Dioses del invierno que habían proveído con grandes minas de carbón y otros minerales, habían dado a cambio un invierno eterno lo que hacía difícil prosperar en tierras tan duras como esas. Por eso sus padres habían dejado el Reino en barco junto a sus hijos en busca de mejores oportunidades, más que la presión social de su falta de sangre pura a través de sus venas.

Ahí fue tristemente que la calamidad pasó, una tormenta en el mar era algo más común de lo que parecía; a la Diosa de la discordia le gustaba jugar con las agua y el viento qué rodeaban su querida Isla de entretenimiento.

Recuerda la terrible oscuridad, el sabor de la Sal en sus labios resecos, el choque de las olas contra la caja tipo ataud qué funcionaba como barcaza de su escape de aquel barco qué se lo había tragado el Dios del Mar junto con sus padres. Recuerda la dulce voz de su hermana tarareando una canción para distraerlo de toda la calamidad qué les rodeaba.

Olor a la muerte del ataud, olor a Sal y del poder del Mar, olor a tristeza y desesperación, todo envuelta en una oscuridad desgarradora qué no le dejaba respirar.

Era una terrible pesadilla qué ya no le visitaba tanto como lo hacía en su niñez, para ser honesto casi se había olvidado de todo o eso, o al menos pretendía que lo hacía; Sin embargo, tal vez el olor a mar y el sonido de las olas chocando contra el fuerte trajeron esos recuerdos de nuevo a la superficie haciéndole temblar.

Solo sacudió su cuerpo después de una buena ducha de agua helada, para despertar todos sus sentidos dedicándose a recordar otras cosas que decía su hermana y no su voz cantora entre las olas del mar. Por ejemplo, ese pensamiento sobre que los omegas debían ser misteriosos le distrajo lo suficiente para enfocarse más su misión y volver a hundir lo que se había llevado el pasado.

"Le gustan las manzanas, odia los esparragos, le encantan los omegas que tienen el cabello oscuro y sin nada que decir, probablemente debido al recuerdo de un antiguo amor. Tiene una yegua llamado Yuki, prefiere la espada que los rifles pero su punteria es mordaz, lo que quiere lo optiene"

Trataba de calmarse pensando en su objetivo, en su trabajo y recordando hasta la tonalidad mas durazno que rosa la de mision, no debía pensar en otra cosa; ni siquiera sabía porque le había venido ese recuerdo frágil de su hermana enseñándole como ser un omega apropiado, pero era un recuerdo correcto para todo el momento que le alejaba del recuerdo de las olas golpeando la bahía.

¿Era algo que funcionaría? ¿Lo había intentado bien en su actuación anterior?

El capitán parecía tenerlo en cuenta, pero sabía que su presencia sería difícil de ignorar, la pregunta era ¿Qué pensaba de él? ¿Había sido creíble todo lo que había hecho? ¿Esta interesado por qué se veía como alguien a quien salvar o por lucir suspechoso?

Está lleno de dudas, la verdad quien no lo estaría en una situación así. Por muy calmada qué su cara se viera, la verdad estaba hecho un manojo de dudas.

Una cosa era leer un libr, sus antecedentes y hacer una interpretación de todo lo que había aprendido y otra es que le saliera bien. Para ser exactos, no tuvo ni la más mínima idea de lo que había hecho, pero debió intentarlo. Tenía una misión y mientras más el tiempo pasara, más personas sufrirían, así que se levantó de su cama y miró por la ventana aquellas luces color naranja del Sur.

Eunomia ; SabiGiyuu (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora