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Wooyoung quería golpear a San.

Quería ponerse frente a él, mirarlo a los ojos, ser capaz de enfrentarlo y poder decirle que no era necesario que le mintiera, que podía ser sincero con él, porque Wooyoung no le creía nada de toda esa fachada de estudiante, novio, amigo e hijo perfecto que le vendía a todo el mundo.

Wooyoung quería ser capaz de decirle que podía confiar en él a pesar de que San lo odiara.

— Bueno, ¿por qué estás enojado, Woo?

Levantó la vista cuando en la habitación entró su psicólogo, Yunho, sonriéndole ampliamente, y trató de relajar su expresión seria y enojada.

Yunho se sentó en el puf frente a él.

Estás enojado, ¿qué pasó? — preguntó Yunho hablando en voz alta, pero usando el lenguaje de señas también.

Wooyoung agarró el lápiz de color amarillo sobre la mesa, comenzando a apuñalar las pobres hojas que Yunho solía tenerle para que dibujara o escribiera.

Woo, Woo, ¿qué haces? — insistió Yunho. — ¿Qué hemos hablado acerca de tus emociones? Las hojas no te han hecho nada.

Lo ignoró y Yunho suspiró, tomándolo de las manos para detenerlo. Woo forcejeó, enfurecido, antes de abrir su boca.

— ¡Mordidas no, Wooyoung! — regañó Yunho.

Woo soltó un ruido extraño, entre un bufido y un gruñido.

Yunho logró que soltara el lápiz y las hojas, mirando el papel blanco arruinado.

Odio que se vean blancas y perfectas. — expresó Wooyoung. — Me gusta que estén sucias, que se vean feas, como yo.

Yunho frunció los labios, pensativo, negando con la cabeza.

No estás sucio, Wooyoung. — dijo Yunho con calma, como si el arrebato de Wooyoung no hubiera llamado su atención. — ¿Has tenido pesadillas?

Woo hizo el amago de agarrar nuevas hojas, pero
Yunho le miró con advertencia.

¡Lo odio! ¡Lo odio! — soltó Woo amurrado. — ¡Es... es un idiota!

Wooyoung, no estoy comprendiendo nada. —contestó Yunho.

¡San!

¿Es un nuevo amigo?

¡Es un grano en el culo!

— ¡Wooyoung!

— ¡Me mira como... como si yo fuera tonto, y trato de ser agradable con él, pero es falso, es un hipócrita, es un cínico, y eso me enferma! ¡Odio a la gente mentirosa! — Wooyoung soltó un resoplido. — ¡Me odia, ¿cree que no lo sé?! ¡Pero se porta bien conmigo porque es un tonto lameculos que tiene que ser bueno con todo el mundo! ¡No quiero que sea bueno conmigo! ¡Quiero que me odie y me lo demuestre!

Yunho no dijo nada por varios segundos, con expresión sorprendida y algo divertida por lo que le estaba diciendo Wooyoung. Terminó por sacudir la cabeza.

— Creo que debes ser el primer paciente que me dice que quiere ser odiado. — comentó como si nada, anotando algo en sus hojas. — Woonie, ¿quieres comenzar desde el principio?

Wooyoung soltó un nuevo bufido, rodando los ojos para luego hacer una mueca cuando Yunho le pegó en la frente con su lápiz, llamando su atención. El psicólogo le miró con insistencia, y Wooyoung no pudo evitar recordar esos primeros días de años atrás, cuando estaba comenzando a ir y odiaba a Yunho, porque Yunho era un adulto desconocido. Además, le hacía preguntas tontas, sin sentido que no podía comprender y solía morderlo si perdía el control de sus propias emociones.

muñequito de porcelanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora