❖Capítulo 2❖

363 30 2
                                    

Ouma se sentó en el otro sillón, un poco apartado de Saihara, mientras pensaba qué hacer.

Bueno, obviamente tendría que hablar con Iruma, pero ahora eran apenas las 5 AM, ¿y quién en su sano juicio despierta a estas horas cuando eres un jóven adulto? Bueno, a excepción de Harukawa o Amami (y quizás otros más, honestamente él no sabría), quienes tenían una rutina que hasta sonaba cansado de escucharlos.

Tendría que esperar a que pasen unas horas...

Suspiró para sí mismo mientras observaba a Saihara, quien había terminado su sopa y no ha dejado de mirarse con unos ojos de enamorado.

Ouma aún no sabía qué sentir acerca de esto. Bien él podría ser el maestro de las mentiras, no sabía si Saihara estaba actuando o no, si sus sentimientos eran genuinos o simplemente una mal funcionamiento del aparato. Era difícil tratar con su querido detective ahora que no lo conocía.

— ¿Necesitas algo, Saihara-chan?

Preguntó, tratando de no fastidiar al otro en tal caso de que algo salga mal (como hace poco con la lamida de la mano).

Aunque una vez que habló no pudo evitar ser tumbado en el sillón nuevamente por un abrazo repentino.

— Me gustaría abrazarte más seguido...

— Agh...

Ciertamente, Ouma no podía dejar de sonrojar por acciones como ésta, no podía negar que tenía un sentimiento real hacia Saihara y aunque lo que le esté pasando ahora pueda no ser verdad, su desilusión ganaba, otra vez.

— ¿De dónde sacas esa fuerza? — preguntó algo incómodo por el apretón en todo su cuerpo.

— Es mi amor hacia ti que da toda esa fuerza... — susurró dulcemente.

Y Ouma rápidamente se apartó y levantó del asiento en un instinto de... de simplemente alejarse de lo que sea que dijo éste loco.

Saihara jamás le diría algo así, menos de forma tan directa.

— ¿Estás bromeando, no? ¡Saihara-chan, sé que quieres vengarte de mí pero esto es cruel! — hizo un puchero falso cruzando de brazos, ocultando su rostro rojo mirando a otro lado.

— Nunca mentiría, tú me conoces mejor que nadie.

¡Ugh, odiaba esto! ¡Así no es como conocía a Saihara Shuichi! Él jamás sería tan directo, confiado en sus palabras y menos se lanzaría para abrazar y besar a Ouma, aunque claro, de eso se trata de un aparato para cambiar de personalidades...

— ¿Lo dices en serio?

¿De verdad Saihara sentía atracción hacia él? Él jamás ha sido bueno mintiendo... pero esta versión de él podría serlo.

— Claro, nunca lo digo pero creo que eres tierno — sonreía de forma amplía y risueña al verle.

— ¿No tienes sueño, Saihara-chan? Seguramente tu cerebro está más quemado de lo que esperaba... la cerda de Iruma-chan tendrá que pagar muuucho por esto.

Se negaba a creer en eso, por más cierto o falso que fuera el amor de Saihara hacia él.

— Solamente si me acompañas a dormir.

— Atrevido, Saihara-chan... — aunque decir cosas así no molestaría a éste Saihara. — ¡Pero me niego! ¡No quiero que hagas nada raro conmigo!

En un momento, el peli—azul sí se mostró algo decepcionado por decirle eso. Ouma estaría mintiendo al decir que no sentía miedo a lo que Saihara podía hacer en estos momentos.

— ¡No pienses en nada de eso aún! ¡Ni siquiera estamos saliendo! — había medio regañado a Saihara, vaya cosas.

— ¡Solo acompáñame a dormir, y luego haré lo que tú me dictes! — Saihara pidió, sosteniendo un brazo de Ouma con ojitos rogando.

¡No podía ni negarse así! ¡Éste Saihara es muy cruel!

— ¡Bien, bien! Solo porque me lo estás rogando... y me serviría bien un poco de chantaje luego.

Así que hizo lo que pidió, acompañó al dueño de esta casa hacia su cuarto, mientras su brazo izquierdo era entrelazado con los brazos del más alto. Cuando entraron a la habitación, Ouma fue rápidamente jalado por Saihara hacia la cama, con suerte solo para acurrucarse, como un gato falta de cariño restregando su rostro en el cuerpo del otro.

— Espera Saihara-chan, — pausó lo que sea que estuviese haciendo el otro, sacando su celular — a ver, repite sobre lo que dijiste de hacer lo que sea por mí.

Sonreía dando al botón de grabar, directamente mandando un mensaje al LINE de Saihara, así podrá escucharlo cuando vuelva a ser el mismo, será divertido. Luego Ouma enviará el mensaje para él mismo en caso de que el otro lo borre.

— ¡Haré todo lo que tú digas, porque te amo mucho! — apretó más el abrazo, por la enésima vez esta noche.

— ¡Aw, eso es muy lindo de ti, Saihara-chan!

Obviamente no estaba muriéndose por dentro, claro que no.

— ¡Y... enviar! Esto es divertido... Hey, mira para acá, Saihara-chan — cantó el nombre tomando el valor de verlo mientras encendía la cámara.

Pero se le olvidó el detalle de que estaba enamorado del otro y cuando se encontró cara a cara solamente se quedó palarizado.

Ah... ¡Estaba tan de cerca! Siempre lo había visto de cerca, pero jamás al punto de que podía sentir el cabello del otro toquetear su propia piel, ni sentir la respiración en su rostro.

— A—ah, ¡la foto! ¡Una foto! — intentó distraerse y volver a lo que realmente importaba: una foto de prueba.

Aunque Saihara no le daba importancia al foto, ni siquiera viéndolo, era suficiente como prueba de que era él. Una sonrisa victoriosa para camuflar el hecho de que casi se moría antes.

Sus pestañas siempre fueron hermosas...

— ¿Puedo besarte? — preguntó de repente Saihara, aún estando acurrucado en él.

— Por ahora... ¡no! ¡Cuando te comportes mejor quizás! — excusó.

¡Quería besarlo! ¡Estaba por morir queriendo hacerlo! Pero no era una persona que se aprovecharía de su amado de esa forma, aún tiene autocontrol (cuando lo pierda pues será un problema para el futuro él).

— Ya empezó a tener sueño, Saihara-chan. ¿Qué tal si vamos a dormir? — pidió dando un bostezo, un tanto verdadero.

Estaba ya cansado y su cabeza ya no daba más de tantos sustos y sorpresas que le dio su querido detective, pero también era para que el otro se durmiera y se tranquilizase un poco.

— Bueno... si tú quieres — dijo decepcionado otra vez, pero concedió — buenas noches, Ouma-kun — le deseó las buenas noches, luego para plantarle un beso en la mejilla.

Ouma juraba que iba a morir hoy.

Cambio de PersonalidadWhere stories live. Discover now