6 || El camino de la reconciliación

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Narrador Omnisciente

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Narrador Omnisciente

El apartamento estaba sumido en un silencio pesado, solo interrumpido por los sollozos suaves de Alice. Su rostro estaba enrojecido por el llanto, y las lágrimas dejaban surcos por sus mejillas. La discusión con Aidan había sido intensa, palabras dolorosas lanzadas al aire, y ahora se encontraba sola, con el corazón hecho polvo.

La noche anterior, las palabras habían estallado como fuego, y la tensión entre Alice y Aidan se había elevado a un nivel insoportable. Los ojos de Alice estaban hinchados por el llanto y su voz estaba ronca por la intensidad de la pelea. —¡No puedo creer que hayas dicho eso, Aidan! ¿Realmente piensas tan poco en mis sentimientos?

Aidan estaba parado en medio de la sala, sus puños apretados a los costados. —¡Estoy harto de esto, Alice! Siempre estamos discutiendo por las mismas cosas una y otra vez. No puedo seguir viviendo en esta constante inseguridad.

Las palabras de Aidan eran como cuchillos, hiriendo profundamente a Alice. —¡No tienes derecho a ponerme en la posición de tener que demostrarte constantemente mi amor! ¡No puedo más con esto!

—¿Y qué esperas, Alice? —rugió Aidan, su propia frustración haciéndose evidente. —¿Qué simplemente acepte tus palabras sin cuestionarlas? No soy un títere al que puedas manipular a tu antojo.

El dolor en los ojos de Alice se mezclaba con la rabia. —¡Eres un cobarde, Aidan! Si no puedes comprometerte de verdad, entonces es mejor que simplemente te marches de una vez.

Aidan la miró con incredulidad, sus ojos chispeando con ira. —¡Tal vez sea lo mejor, entonces! Tal vez ambos merecemos algo mejor que esta relación tóxica.

Esas palabras habían sido la gota que colmó el vaso, y Alice se había derrumbado en lágrimas. Habían intercambiado más palabras amargas antes de que Aidan saliera enfurecido del apartamento, dejándola sola en medio de la devastación emocional.

El sol se filtraba tímidamente por las cortinas, bañando el lugar en una luz dorada. Alice abrazaba una almohada contra su pecho, tratando de encontrar algo de consuelo en su suavidad. Su mente se tambaleaba entre el enojo y la tristeza, reviviendo una y otra vez la pelea en su cabeza. Pero en lo profundo de su corazón, todavía quedaba un rastro de amor por Aidan.

🕰️

Mientras tanto, Aidan estaba en su propio apartamento, sentado en el borde de la cama. Su mirada estaba fija en su teléfono, indeciso sobre qué hacer a continuación. Sabía que había cometido errores, palabras que no deberían haber sido dichas, y la imagen de Alice llorando lo atormentaba. Se pasó la mano por el cabello en un gesto de frustración y tomó una respiración profunda.

—No puedo dejar que las cosas terminen así —murmuró para sí mismo. Se levantó con determinación y agarró su abrigo del perchero. Salió de su apartamento y se dirigió hacia el lugar donde sabía que Alice estaría. A pesar de la distancia emocional que habían creado, no podía ignorar el hecho de que seguía amándola.

Cuando llegó al edificio de Alice, subió las escaleras con el corazón latiendo con fuerza en el pecho. Llegó a su puerta y dudó un momento antes de golpear suavemente. Esperó, con el aliento contenido, mientras su mente repasaba lo que le diría.

La puerta se abrió lentamente, y Alice parpadeó sorprendida al ver a Aidan parado allí, con una expresión que era una mezcla de tristeza y arrepentimiento. No pudo evitar sentir que su corazón latía con fuerza en su pecho, a pesar de la tristeza que lo había llenado momentos antes.

—¿Aidan? —balbuceó, sin estar segura de qué decir. Su voz sonaba cansada por el llanto.

—Alice —dijo Aidan con suavidad, buscando sus ojos. —Necesitamos hablar.

Ella asintió lentamente y le abrió paso para que entrara. Aidan cerró la puerta detrás de él y se quedaron parados en medio de la sala de estar, sin saber por dónde empezar. —Siento mucho lo que dije —comenzó Aidan, su voz temblando ligeramente. —Fui insensible y estúpido. No debería haber dicho esas cosas.

Alice lo miró fijamente, todavía con la tristeza en sus ojos, pero también con una chispa de esperanza. —Fue doloroso, Aidan. No puedo simplemente olvidar lo que dijiste.

Lo miró a los ojos y vio la sinceridad en su expresión. —Lo sé, Alice. Y entiendo si necesitas tiempo. Pero quiero que sepas que lamento cada palabra que salió de mi boca. Estaba enojado y asustado de perderte, y eso no justifica lo que hice.

Alice se mordió el labio, luchando contra las lágrimas que amenazaban con emerger nuevamente. —¿Por qué, Aidan? ¿Por qué actuaste así?

Él suspiró, pasándose una mano por el cabello. —Tengo miedo, Alice. Tengo miedo de que te des cuenta de que mereces algo mejor que yo, de que encuentres a alguien que no cometa los mismos errores una y otra vez.

Ella lo miró con compasión. —Aidan, nadie es perfecto. Todos cometemos errores. Pero eso no significa que no merezcamos el amor y la felicidad.

Aidan asintió lentamente. —Lo sé, pero me asusta que en algún momento simplemente te canses y te marches.

—La confianza es fundamental en una relación —dijo Alice. —Y necesitamos trabajar en eso juntos. Pero también necesitas confiar en mí, en que si cometemos errores, podemos superarlos juntos.

Aidan la miró con gratitud en los ojos. —¿Me darías otra oportunidad, Alice? No espero que las cosas cambien de la noche a la mañana, pero quiero intentarlo. Quiero aprender a ser la persona que mereces.

Ella lo observó en silencio durante un momento, sintiendo la lucha interna entre su dolor y su amor por él. Finalmente, asintió lentamente. —Está bien, Aidan. Pero necesitamos trabajar en esto juntos. Y si vuelves a herirme de la misma manera, no sé si podré soportarlo.

Él asintió con solemnidad. —Entiendo. Haré todo lo posible para no cometer los mismos errores.

Se quedaron parados allí, en medio de la sala, el peso del pasado y la promesa del futuro colgando en el aire. El sol seguía brillando suavemente, como si estuviera bendiciendo su intento de reconciliación. Alice finalmente dio un paso adelante y Aidan la miró con sorpresa cuando ella lo abrazó con fuerza. Sus brazos rodearon su cuerpo con ternura y él la sostuvo contra su pecho, como si quisiera protegerla de todo el dolor que había causado.

—Vamos a arreglar esto, Aidan —susurró Alice, su voz llena de determinación. —Juntos.

Él apretó el abrazo, cerrando los ojos con gratitud. —Sí, juntos.

Y así, en medio de la vulnerabilidad y la sinceridad, Alice y Aidan dieron los primeros pasos en su camino hacia la reconciliación. Sabían que el camino no sería fácil, pero estaban dispuestos a intentarlo, a luchar por su amor y construir una confianza más fuerte que nunca.

 Sabían que el camino no sería fácil, pero estaban dispuestos a intentarlo, a luchar por su amor y construir una confianza más fuerte que nunca

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One Shots || Aidan GallagherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora