One Shots || Aidan Gallagher

15 || El reencuentro en la playa

Aidan caminaba por la orilla, sintiendo la brisa marina en su rostro. Había decidido dar un paseo tranquilo después de un día agitado en la ciudad. Mientras observaba las olas rompiendo suavemente en la costa, vio a una figura solitaria sentada en la arena no muy lejos de él. Se acercó lentamente y, al reconocerla, su corazón dio un vuelco.

— ¿Alice? —dijo Aidan, inseguro.

Alice levantó la vista, sorprendida al escuchar su nombre. Sus ojos se encontraron con los de Aidan, y un destello de reconocimiento cruzó su rostro antes de que una sonrisa apareciera en sus labios.

— ¡Aidan! No puedo creer que seas tú.

— ¿Cómo estás? —preguntó Aidan, sonriendo. —Ha pasado tanto tiempo desde la última vez que nos vimos.

— Sí, ha pasado una eternidad. ¿Qué estás haciendo por aquí? —respondió Alice, emocionada.

Aidan se sentó a su lado en la arena, sintiendo una mezcla de nerviosismo y emoción por el reencuentro con su vieja amiga.

— Solo necesitaba un descanso de la ciudad. ¿Y tú? —dijo Aidan, encogiéndose de hombros.

— Lo mismo. La playa siempre ha sido mi refugio —contestó Alice, mirando al mar.

Aidan y Alice compartieron una risa nostálgica mientras el sol se ponía lentamente en el horizonte.

— ¿Cómo has estado todos estos años? —preguntó Aidan, con tono dubitativo. —Pareces... diferente.

— Supongo que todos cambiamos con el tiempo. He tenido mis altibajos, como todos. Pero últimamente, las cosas han estado bien —respondió Alice, riéndose suavemente.

— Me alegra escuchar eso. Siempre supe que eras fuerte —dijo Aidan, sonriendo.

— Y tú siempre fuiste el optimista incorregible —replicó Alice, mirándolo.

— ¿Recuerdas cuando solíamos construir castillos de arena juntos? —preguntó Aidan, recordando viejos tiempos.

— Por supuesto que sí. Eras el rey de los castillos —respondió Alice, asintiendo. —Y yo, la reina de las torres.

— Bueno, al menos nunca dejábamos que la marea los destruyera sin luchar —dijo Aidan, bromeando.

— Nunca dejaremos que nada nos derrote, ¿verdad? —afirmó Aidan, mirándola con cariño.

— Nunca —respondió Alice, sonriendo.

El sonido de las olas rompiendo en la playa llenó el aire mientras Aidan y Alice se sentaban juntos, recordando viejos tiempos y compartiendo la promesa de un futuro incierto, pero lleno de posibilidades.

La tarde se desvanecía lentamente en el horizonte, pintando el cielo con tonos cálidos y dorados mientras Aidan y Alice seguían sentados en la playa, perdidos en sus recuerdos y en la reconexión de su amistad perdida.

El sol se hundió finalmente en el mar, envolviendo la costa en sombras suaves y tranquilas.

— Debería irme pronto —dijo Alice, rompiendo el silencio. —Todavía tengo que empacar para mi vuelo de regreso mañana.

Aidan asintió, sintiendo un nudo en la garganta ante la idea de despedirse nuevamente de Alice.

— Fue bueno verte de nuevo, Alice. No dejes pasar otros tantos años antes de volver a encontrarnos —comentó Aidan, con una sonrisa triste.

Alice le devolvió la sonrisa, colocando una mano sobre la suya con un gesto reconfortante.

— No lo haré, te lo prometo. Y esta vez, mantendremos en contacto —dijo Alice, con determinación en su voz.

Aidan asintió, sintiendo un cálido brillo de esperanza en su corazón.— Estaré esperando tu llamada entonces —respondió Aidan, con una sonrisa sincera.

Se pusieron de pie juntos y se miraron por un momento, compartiendo un vínculo de amistad que el tiempo no había logrado romper. Finalmente, se despidieron con un abrazo rápido pero lleno de significado antes de separarse y emprender sus caminos hacia el futuro.

Aidan miró hacia atrás una última vez mientras caminaba por la playa, viendo a Alice alejarse en la distancia. Sabía que este no sería un adiós, sino un hasta luego. Y con esa certeza en su corazón, se marchó, listo para enfrentar lo que el mañana le deparaba, sabiendo que siempre tendría a Alice como una luz en su vida.