"Tanto que nuestra carne desaparecía, tanto que perdíamos nuestra respiración devorados ella y yo y por la misma boca sangrienta e insaciable".✟Mircea Eliade ✟.
NARRADOR OMNISCIENTE.
-Aquí nadie nunca ha sido capaz de darme órdenes, y tú, Dahyun, no serás la primera, ¿me entiendes? -Momo estaba lista para ponerse de pie, pero Dahyun la empujó por los hombros y la volvió a sentar.
-Quiero que me escuches, quiero aclarar esto.
-¿Y por qué te preocupa arreglar esto conmigo? -Momo señaló a ambas-. Te dije que lo olvidaras, que quedó en el pasado. Pisado y borrado.
-Pues para mí no quedó en el pasado. Ni pisado y mucho menos borrado, quiero que entiendas perfectamente el porqué lo elegí a él -expuso Dahyun -. Sin que me interrumpas en ningún momento y sin que lances ninguno de tus tantos comentarios pervertidos y morbosos, por favor y gracias.
Lo cierto era que, tanto para Dahyun como para Momo era difícil no mirar hacia las caras, porque Momo se sentía muy atraída por Dahyun, fuera del físico, aquella faseta donde Dahyun ponía el orden le gustaba, pero al estar enojada con ella, no lo admitiría.
Y lo mismo pasaba con Dahyun, solo que la castaña se sentía un poco débil ante la pesada mirada que le proporcionaba Momo. Cosa que siempre, desde que la más alta llegó, fue así. Más sin embargo, eso no desvió a Dahyun del tema.
Lo que sí la desviaba un poco era ver a Momo en boxer, eso sí que le ponía los vellos de punta, por su piel sentía que pasaba una serpiente, una de esas que le gustan dar vueltas y vueltas esperando devorarte, y era justo la mirada de Momo. Esa mirada color cafe, con ese toque de su cabello negro, su piel blanca, era todo lo que estaba bien para Dahyun.
Pero aquella no lo admitiría, y es que solo de pensarlo la vergüenza recorría todo en Dahyun, llevando a sus mejillas la sangre acumulada. Dahyun quería concentrarse pero tratándose de Momo, era algo complicado.
-Pero primero... ¿puedes...? -señaló la parte de su cintura propia para hacerle una referencia a Momo. La cual sonrió de costado y negó-. Por favor.
-¿Por qué? ¿te desconcentra?
-No... no es eso, sólo que es algo raro estar tú así y yo aquí -explicó Dahyun con algo de dificultad.
-Que yo sepa -Momo se apoyó con sus manos hacia atrás, sostenida por la parte superior de su cuerpo-, fuiste tú quien subió a mi habitación aunque yo dije que no -le daba una vista a Momo más limpia del cuerpo de Momo, cosa que aquella intentaba no mirar-. No le veo nada de malo a estar en boxer, y no me está provocando ninguna erección, vamos bien.
Más que enojar a Momo o provocarle desagrado, todo eso le estaba gustando, sabía perfectamente el efecto que tenía en Dahyun; para ella no era malo. Dahyun jugó con sus dedos, algo inquieta pero no le quedó de otra que aceptarlo.
-Lo de Dae es... -suspiró, frustrada-. En serio, cúbrete, estás con tu... eso, frente a mí.
Momo contuvo una carcajada, -Eso como tú le llamas, es un pene, y tiene varias funciones, una de esas funciones es entrar a la vagina húmeda de una mujer y complacerla, Kim -se tomó una pausa para esperar la reacción de Dahyun pero el hecho de que la coreana se ponga tan nerviosa y no de incomodidad, hacía que Momo se diera cuenta de lo mucho que le gustaba verla así, y no se equivocaba.
-Por Dios, ¿cómo te puede gustar tanto eso? y vine hablar sobre lo que ocurrió en la universidad, no sobre como la mujer y eso, tú entiendes -resopló.
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Amando La Terquedad De Tu Alma. (Dahmo)
RomanceDahyun Kim era la famosa y muy recatada hija del pastor, claro, famosa por lo hermosa y recatada porque nadie se podía acercar con malas intenciones. Siempre ha sido muy cuidadosa y ordenada, tanto así, que sabe lo que quiere hacer en diez años a fu...