Capítulo 38

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"Quiero ahogarme en tus labios, susurrarte con palabras mudas el deseo que siento por ti".

DAHYUN KIM.

—No has probado tu comida ni una sola vez, Dahyun —argumentó mi padre—. ¿Está todo bien?

Dak - Ho que estaba frente a mí, me miraba con algo de inseguridad, sólo había estado tomando vino porque me lo permitieron. Y a la botella sólo le quedaban tres gotas de vino, esa botella completa sólo la degusté yo. Con lo que tampoco estaba muy en mis cabales.

—Sí, papi —fingí una sonrisa—. Todo esta de maravilla —abrí mis brazos, con la lengua algo enredada—. Ustedes coman.

La madre de Dae se me quedaba mirando con algo de disgusto; porque para la Señora aquí, todos los comportamientos <<menos el de su hijito querido>> eran malos, y yo estaba hasta la coronilla, ni siquiera quería intentar caerle bien ya. Eso era pasado.

Dae comía en silencio, desde la otra vez no me dirigió ni la mirada, a menos de que no haya sido para saludarme al momento de que pasó por la puerta de mi casa; que con suerte e hice eso. Ya que su comportamiento <<el de la vez pasada>> aun seguía en mi cabeza. Dae siempre fue un dolor de cabeza, pero recién me vengo a dar cuenta de aquello.

Su familia era insoportable, pero por y para mantener las amistades de mis padres, tenía que fingir que esto me gustaba. Así como Dak - Ho, que no habló sino para decir que no gustaba de la cena, pero que más sin embargo, la pasaba. Últimamente ninguno de los dos quería estar en esta casa. Ya no era lo mismo.

Y después de la pelea que tuve con Momo por Irene, mi ánimo no hizo sino caer en picada. Recordar lo que me dijo, dolía. Ya que pensé que sí estábamos bien, pero ya veo que no. Y que en realidad no me ve sino como una jodida prostituta, que eso era lo que temía.

Ella en serio cree que quiero estar con Dae o con otro chico, cuando la realidad es diferente, no quiero estar con nadie. Siempre quiero estar con ella y me parece increíble que aun odiándola como lo hago ahora, la siga deseando y sólo quiera que ella me tome.

Gruñí.

Llamé la atención de varios en la mesa.

—Te ves cansada, Dahyun —dijo Dae, pero no fue en tono amable, sino en uno burlón, como si supiera algo que todos en la mesa desconocían. Lo miré a los ojos, el alcohol me hacía mucho más valiente, así que no tuve miedo.

—Tú no. Eso afirma muchas cosas —le sonreí, hipócritamente, logrando que esa sonrisa se borre de su rostro.

Así de tomada estaba como para que su comentario no me importara, y ahora mismo quisiera mandar esta cena a la mierda e irme con Momo. A donde sea, pero quería hacerlo. Ella era un lugar seguro, me sentía cómoda.

Su calor me hacía falta, sus besos delicados sobre mi cuerpo pero agresivos en mis labios. Seguí jugando con la comida, recibiendo una mala mirada por parte de mi madre, la cual no me podía importar menos. Dak - Ho tenía una sonrisa algo cinica.

Quizá Momo esté con Irene, haciéndole el amor. Así como me lo hizo a mí o mejor. Sus besos en la piel de otra, sus manos en la piel de otra, Irene tomando la boca de Momo. Es una imagen asquerosa.

—¿Dahyun? —Dak - Ho me llamó, dirigí mi atención hacia él—. El cubierto.

Giré en dirección a mi mano, y este estaba algo doblado. Hice una mueca.

—Y cuéntanos, Dahyun, ¿tienes planes de lo que quieres hacer a futuro? —preguntó la madre de Dae.

Usted tiene planes de estar en una tumba y no por eso le ando preguntando

Amando La Terquedad De Tu Alma. (Dahmo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora