°Capítulo Seis°

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Namjoon sentía como si su cabeza fuera a explotar. Gimiendo metió su cabeza entre las manos. No recordaba haber tenido un dolor de cabeza como este antes, ni siquiera cuando se cayó de su caballo y éste lo pisoteó durante una batalla.

Comenzó a arrastrarse hasta que de repente se encontró cara a cara con un gran lobo gris oscuro. Namjoon tragó saliva tratando de no moverse. Incluso trató de no respirar. El lobo parecía enorme, mucho mayor que cualquier otro que Namjoon hubiera visto en su vida.

— Buen perrito.

Los ojos de Namjoon se agrandaron cuando el lobo, literalmente, giró los ojos. Algo que se suponía que no tenía que suceder. En primer lugar, los lobos no deberían ser capaces de girar sus ojos. En segundo lugar, ¿cómo infiernos sabía el lobo ni siquiera lo que estaba diciendo?

— Uh, me voy a sentar —dijo Namjoon mientras se apartaba lentamente del lobo. Se aseguró que todos sus movimientos fueran graduales y pausados. No quería asustar a los lobos y encontrarse de repente con la garganta llena de dientes afilados.

Tan pronto como se hubo sentado, el lobo dió un paso atrás y se sentó sobre sus patas traseras. Parecía estar observándolo, casi como si sintiera curiosidad. Namjoon le devolvió la mirada, preguntándose por qué no sentía ningún peligro. Siempre podía sentir el peligro antes de que ocurriera. Era como un sexto sentido que tenía, dependía de eso. Nunca le había fallado antes.

Namjoon decidió respetar su sexto sentido y no coger un arma. Confiaba en que el lobo no fuera más que curioso y no un peligro. Esto no quería decir que no observará de cerca al lobo, ya que lo haría. Otra cosa de la que dependía era de no bajar la guardia nunca.

— ¿Namjoon?

Namjoon se dió la vuelta. Nunca había estado tan agradecido de ver a alguien en su vida. Agarró a Jimin y aplastó al pequeño hombre contra su pecho. Inclinándose hundió el rostro en el cuello de Jimin, absorbiendo la fuerte esencia del olor del hombre. No recordaba haber olido su dulce olor antes. Respiró profundamente, acariciando su rostro más en la curva del cuello de Jimin hasta que el hombre se rió.

— ¿Qué estás haciendo?

— Hueles muy bien, Jimin.

Namjoon no parecía tener suficiente. Quería respirar a Jimin, rodar en su olor. Era el aroma más divino que había olido nunca. Cuanto más inhalaba más dura se ponía su polla, como si hubiera una conexión directa entre la forma en la que Jimin olía y la excitación de Namjoon. Era una agonía exquisita.

— Namjoon, no podemos —susurró cuando el hombre inclinó su cabeza desnudando su garganta—. Nos están mirando.

Namjoon se alejó a regañadientes cuando escuchó un fuerte suspiro. Mantuvo sus brazos alrededor de Jimin cuando se volvió para mirar al gran lobo gris. Estaba sentado allí mirándolo con atención, la lengua fuera de su boca.

Namjoon no sabía cómo lo hacía, pero estaba seguro de que podía oler su excitación. Sintió el rubor en su rostro. El sentimiento de vergüenza no era algo a lo que estuviera acostumbrado. Movió su dedo hacia el lobo.

— Ni siquiera lo pienses —dijo—. No llegarás a verlo.

Namjoon podría haber jurado que el lobo parecía decepcionado cuando se hundió en el suelo y apoyó la cabeza en las patas. Namjoon negó mientras miraba alrededor y se dio cuenta de que Jimin y él estaban rodeados por los lobos. También se dio cuenta de que había luz. Lo último que recordaba era la oscuridad y…

El corazón de Namjoon de repente golpeó en su pecho. Se dio cuenta de que el lobo había saltado y comenzaba a mirar a su alrededor, como si estuviera en guardia. Era desconcertante, pero no tanto como la masa de piel y huesos en una pila a varios metros de distancia.

Obligación- MiniMoni Donde viven las historias. Descúbrelo ahora